martes, 30 de diciembre de 2008









CANTAUTORES

Mi generación tuvo la suerte de disfrutar de toda una explosión de cantautores, nacimiento colectivo irrepetido y quizás irrepetible (o a lo mejor es que caigo en el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor).

Eran buenos tiempos para la lírica y malos para las libertades, pero aquel puñado de personas con sus canciones y con su música nos hicieron más llevaderos unos años grises -pero esperanzados- y nos ayudaron a creer que era posible la utopía. Algunos de ellos, ya sesentones (o casi), continúan componiendo y cantando con la misma pasión, como si hubieran hecho un pacto con el diablo, como si las arrugas y la deserción de sus antaño melenas, no les hubieran afectado a sus ideales y a sus voces. A otros se los llevo la parca (¡ay!) y algunos consideraron que sus canciones tenían fecha de caducidad y que ya habían cumplido con su compromiso social y volvieron a “sus quehaceres”.

Eran cantantes para una inmensa minoría, pero dejaron huella en nuestra vida, tanto en las menudencias cotidianas, como en los “grandes” acontecimientos (personales y colectivos) que han jalonado nuestra existencia. Les debemos mucho y yo, desde aquí, quiero ir rindiéndoles mi pequeño homenaje.

Me resulta tan difícil establecer prioridades así que dejaré que sea el azar o el impulso no meditado quien se encargue de irlos haciendo aflorar.

No obstante, tengo que reconocer mi absoluta preferencia por Lluís Llach, y en concreto por una canción suya: “I si canto trist” porque además de su belleza intrínseca, tiene para mí un recuerdo especial, en aquel febrero de 1974 mi primer hijo se debatía entre la vida y la muerte en una uvi para prematuros.

El segundo vídeo es una demostración de su capacidad para componer y sentir la música. Pertenece a la BSO de la película "Salvador"


I si canto trist

Jo no estimo la por, ni la vull per a demà,
no la vull per a avui, ni tampoc com a record;
que m'agrada els somrís
d'un infant vora el mar
i els seus ulls com un ram d'il·lusions esclatant.

I si canto trist
és perquè no puc
esborrar la por
dels meus pobres ulls.

Jo no estimo la mort
ni el seu pas tan glaçat,
no la vull per a avui, ni tampoc com a record;
que m'agrada el batec d'aquell cor que, lluitant,
dóna vida a la mort
a què l'han condemnat.

I si canto trist
és perquè no puc
oblidar la mort
d'ignorats companys.

Jo no estimo el meu cant, perquè sé que han callat
tantes boques, tants clams, dient la veritat;
que jo m'estimo el cant
de la gent del carrer
amb la força dels mots
arrelats en la raó.

I si canto trist
és per recordar
que no és així
des de fa tants anys.

viernes, 26 de diciembre de 2008


Sobre Beethoven


Dijo Cioran que: “Beethoven vició la música: introdujo en ella los cambios de humor, dejó que penetrara en ella la cólera”. Este aforismo del filósofo rumano, como muchos de los suyos, me parece una afirmación epatante, una provocación más de las que hizo gala y profesión durante toda su vida.
Pero aunque de Cioran, a cuyos silogismos acudo con frecuencia y por quien siento gran admiración, es esperable cualquier cosa …¡ésta no se la permito!
Beethoven no introduce la cólera sino los sentimientos humanos en todos sus grados, desde el más puro lirismo, sin ñoñerías, hasta la grandiosidad épica, no exenta (y por qué había de estarlo) de pasión, de rebeldía, de exasperación, furia y arrebato...pero no de cólera.
Me acojo pues a otra de sus frases para defender a mi compositor favorito y explicar con ella lo que me hace sentir Beethoven:
“Sin medios de defensa contra la música, estoy obligado a sufrir su despotismo y, según su capricho, a ser dios o guiñapo”.
Pues eso, que lo que Cioran considera un defecto para mí es su principal virtud: la capacidad de hundirme en la melancolía con la sonata para piano nº14 o elevarme a las cumbres de la exaltación con la llamada sinfonía se las sinfonías, la 5ª…y entre esos extremos caben todos los estados de ánimo posibles.
Estos dos vídeos ilustran lo que digo:
El primero es parte de la sonata para piano nº14, conocida como “Claro de luna” en una versión atípica puesto que lleva un suave fondo orquestal y voces. Una versión heterodoxa. En el reproductor he dejado la interpretación clásica del pianista que más me gusta, el chileno Claudio Arrau, comparen ustedes.
El segundo, es una grabación antigua dirigida con férreo control por el maestro Toscanini. A mí, personalmente me gustan más la dirigidas por Giulini o Fürtwangler, pero no las he encontrado.

martes, 23 de diciembre de 2008


Sobre: “Aritmética emocional”, película canadiense dirigida por Paolo Barzman en 2007.
Miren ustedes: estoy hasta la calva de películas sobre el Holocausto dirigidas por judíos y/o basadas en novelas escritas por judíos.
¡Claro que no hay que olvidar aquella masacre y que hay que evitar que se repita!
¡Claro que seis millones de seres humanos asesinados merecen ser recordados!
Pero, por favor, no hace falta que cada director judío haga su película sobre el tema y aún menos que se apropien del término como si el “pueblo elegido por Yahvé” fuese el único víctima del terror y la sinrazón humanas. En ese mismo Holocausto fueron exterminados varios millones de: civiles eslavos, polacos no judíos, prisioneros de guerra soviéticos, disidentes políticos, gitanos, discapacitados, homosexuales, Testigos de Jehová… No he visto ninguna película sobre el holocausto gitano, por poner un ejemplo, supongo que porque los gitanos no tienen grandes productores ni grandes directores.
De los otros genocidios, anteriores y posteriores históricamente tampoco hay grandes películas y, desde luego, no fueron menores: mis antepasados españoles, al igual que los ingleses, franceses, holandeses, portugueses no fueron precisamente un ejemplo de “alianza de civilizaciones”…En fin, si no fuera tan largo incluiría aquí un artículo de James Petras, publicado en la revista Laberinto nº21.
Pero volviendo a la película, sólo un detalle: ¿Es creíble que una niña en un campo de concentración y exterminio conserve una libreta de grandes dimensiones donde apunta toda la “aritmética” de salidas y entradas de víctimas sin ser cazada? ¿Escribía con lápiz? No, en la película la lluvia borra lo escrito… luego lo hacía con tinta, pluma, tintero…Vamos,¡increible!
Pero lo que más me altera es que las magníficas actuaciones de grandes monstruos como Susan Sarandon, Max von Sidow, Chistopher Plummer, etc., a quienes tanto admiro, casi consiguieran llevarme al huerto emocional.
Mi homenaje, y no será el único, a Chaplin que, sin ser judío, denunció a su manera (y de qué manera) en “El gran dictador” lo que se avecinaba…y pagó su precio por "adelantarse a las órdenes oportunas", tal como hicieron los Grandes Estudios de Hollywood fundados y dirigidos por magnates judíos que sí obedecieron las consignas de mirar hacia otro lado hasta que los EE.UU entraran en la guerra.

domingo, 21 de diciembre de 2008



Estaba yo en lo “de parir con dolor" (como es preceptivo desde lo del lío que organizaron Adán y Eva con la manzana y la serpiente) un nuevo post y me encuentro con un encontronazo/desencuentro entre personas que, de conocerse serían tan amigas como yo de cada de ellas (a la tercera en aparente discordia no la conozco, así que la incluyo en el grupo de amigos por decreto).
Amadísimos hermanos: Hallábame yo en las tinieblas y la confusión, sin duda por los efectos de las pastillas que el gurú de la tribu me había recetado para hacer frente a mis tendencias ansio-depresivas, cuando se me apareció un ángel y me recomendó una forma de terapia alternativa: escribir lo que se te ocurra para exorcizar los demonios interiores. Después de tres meses atisbaba la luz: mi autoestima iba creciendo, los comentarios me hacían sentirme escuchado, me planteaban nuevas formas de ver la vida, me proponían retos intelectuales, me decían cosas halagadoras…y ahora me encuentro otra vez al borde del abismo.
He pensado en entrar en religión, de hecho ya me tengo hecha la foto, confieso que un poco retocada con el photoshop pero no creo que se note…

“Sus lo pido por el pan de mis ñiños”, no me abandonéis en estos tiempos de crisis…y, como le dijo Robert de Niro al psiquiatra, “si por abandonar la terapia me hago pederasta os mato” (Bueno, no dijo eso, pero parecido).
Os llamo, hermanos, a la cordura, volved al redil, fuera hace un frío espantoso...os lo digo de buenas maneras, o cuarteleramente si lo preferís: ¡aquí no se raja nadie hasta que yo dé la orden, cojones, que el blog es mío!


Advertencia: Este post es de uso interno, el que quiera enterarse de qué va la "peli", va a tener que leerse los comentarios de las últimas entradas... A propósito ¿alguien me puede echar una manita?

viernes, 19 de diciembre de 2008


Decíamos ayer: “París, Texas” es la más bella historia filmada sobre un amor perdido pero no olvidado, punzante y añorado hasta la locura (no sé si lo dije...lo digo ahora). Pues bien, con la misma osadía me atrevo a decir que “Ne me quitte pas” es la canción más desesperadamente hermosa que conozco sobre el amor.
Y ya que estaba en la operación de búsqueda y captura de las imágenes que ilustraran lo afirmado, me he “bajado” cinco vídeos, cada uno en representación de un concepto/objeto amoroso.
Así, “Ne me quitte pas” o el amor abisal, apasionado y probablemente joven.
"Les vieux amants" o el amor maduro, compañero y solidario... tambien apasionado, pourquoi pas?
"Le plat pays" o el amor a las raíces, a la tierra, a Bélgica en este caso.
"Voir un ami pleurer" o el amor al amigo sufriente y camarada.
"Amsterdam" o el amor a la vida en sus alegrías, excesos y miserias.

miércoles, 17 de diciembre de 2008



Hay películas que te marcan de por vida, esas que tras su visión te dejan pegado a la butaca mirando los "títulos de crédito" -horrorosa expresión- con cara de pánfilo compungido y con las imágenes dándote vueltas por la mente. En el caso de "Paris,Texas", a las imágenes hay que añadir las notas desgarradoras de la música de Ry Cooder , las palabras y los elocuentes silencios.
No conozco a nadie sensible que no tuviera que contener las lágrimas, o las dejara manar sin más, en la ya mítica escena de la conversación /reencuentro entre la pareja protagonista en un lugar (un peep show) y unas circunstancias muy poco propicias para la comunicación "a tumba abierta".
La película te va calando como una lluvia finita y, desde la extrañeza y la incomprensión de lo que le sucede a ese tipo estrambótico que lleva paseando cuatro años su vacuidad (el mundo en la oquedad de su cabeza, que diría el poeta), vamos asistiendo lenta pero inexorablemente al deshilamiento de la maraña de su pasado y el sentimiento de culpa que lo ha desintegrado. A partir de ahí se inicia el encuentro con su hijo, con su mujer y al final consigo mismo, tras un proceso doloroso de comprender, comprenderse y perdonarse.
El milagro de la película es la identificación que va produciéndose entre el espectador y los personajes,que hace que vivas la historia como propia y,en mi caso, por mi condición masculina,pienses que en algún momento,real o no,tu comportamiento (absorbente y machista) has sido un "Travis" con la misma sensación de culpa y la misma necesidad de expiación.
Y como creo que no me acabo de explicar bien,le he pedido a mi desconocida amiga "vivoleyendo" que me permitiera incluir aquí su valoración publicada en FilmAffinity (web que recomiendo entusiásticamente). Gracias por su autorización.
Voilà:


"Ella quería algo y yo no supe ver lo que era"
El alemán Wim Wenders, de cuya extensa filmografía yo sólo conocía la peculiar "El cielo sobre Berlín", me ha hecho transportarme esta vez a los entornos silenciosos y ásperos del desierto de Mojave, en el que el viento trae los lamentos de dramas familiares que quedaron en el aire, sin concluir y en una expectativa vacía y dolorosa.A veces el amor se vuelve destructivo, y lo que era una continua fuente de alegrías se convierte en un calvario. A veces el amor se torna en obsesión y en prisión y termina por destrozar.Travis Henderson quizás amó demasiado, de un modo obsesivo y paranoico, haciendo polvo todo lo que amaba. Y todo se rompió. Después, nada le quedaba. Nada más que las ansias de huir. Huir hacia un lugar de silencios, huir de sí mismo, a algún sitio donde no pudiera oír la voz de ella persiguiéndole. ¿Hacia dónde puede ir Travis cuando sabe que toda su vida ha quedado atrás? ¿Qué ha quedado de aquella persona que alguna vez fue, que recuerda vagamente haber saboreado algo que podría ser felicidad? ¿Dónde quedó aquel hombre que era?En París, Texas, dejó abandonados los sueños que nunca llegó a realizar. Con el sosiego de una cámara paciente, el polvo desértico arrastra los dolores de la tierra reseca y desolada. Nos hace observar el lento regreso a la vida de un hombre perdido. El vacilante reencuentro de unas personas condenadas a amarse en la distancia. El temor latente a la pérdida definitiva, y a la vez el miedo a tratar de restaurar los fragmentos rotos. Miedo a mirarse en el espejo del pasado y remover el fondo.Travis regresa desde la dimensión sin memoria en la que ha estado sumergido, resurgiendo de sus cenizas para enfrentarse a los fantasmas que le persiguen. Para buscar el perdón. Para buscar el calor de los rescoldos de aquellas llamas que le abrasaron una vez. Y para ser, por fin y para siempre, el padre que apenas fue. Consciente de que el buen actor sabe retirarse en el momento justo del escenario, cuando ya ha dejado atrás lo mejor que podía dar.El desierto con sus carreteras interminables como cintas polvorientas que se pierden en la lejanía, es más que un simple accidente geográfico. Es el reflejo de almas portadoras de heridas que no cicatrizan. De personas inconclusas en continuo viaje por las carreteras del corazón, macerando culpas y madurando la difícil aceptación de sus errores, con la esperanza de llegar a un equilibrio en el que sea posible vencer, al menos en parte, los muros de un distanciamiento implacable.La música triste de Ry Cooder se parece al viento del desierto. Se asemeja a ese paisaje árido, donde el tiempo transcurre más despacio. Notas lánguidas que lloran a solas por esos momentos perdidos que nunca van a regresar.Así, "París, Texas" es separación y es reencuentro. Es un recordatorio de que el amor es paraíso e infierno, y que es imposible controlar sus arrebatos, a veces más perjudiciales que beneficiosos. Y duele. Duele mucho. Todo el que lleva su marca, la llevará de por vida.
Vivoleyendo

martes, 16 de diciembre de 2008

domingo, 14 de diciembre de 2008


Tengo que hacer acopio de las pocas neuronas sanas que me van quedando para escribir sobre Cortázar… tan consciente soy de que tanta gente experta ha dicho todo lo que se podía decir.

Sin embargo, todos los cortacianos que en el mundo somos tendemos a pensar que nadie entiende a Cortázar como lo entiende cada uno de los que un día le pusimos un sillón orejero en nuestra casa, lo invitamos a tomar mate y cigarrillos y conversamos con él como si de nuestro amigo más íntimo se tratara; le preguntamos por la “Maga” y ejercemos de “cronopios” a sabiendas de que probablemente tenemos alma de “famas” o todo lo más de “esperanzas”.

Admitimos como una concesión, por obvio y por tanto compartible, que la descripción de un beso no tuvo nunca encarnación más poética y hermosa que la de Julio Florencio. Aquí la dejo, en su querida voz de fonética trapajosa… ¿verdad que da igual que ya la hayáis oído/leído mil veces?




Recordatorio para "despistados" sobre los términos :
Cronopios, famas y esperanzas




Amenazo con "volver"sobre Cortázar y sobre todos aquellas personas que me han dejado huella, perdonadme las repeticiones pero es que me gustan "muncho".

viernes, 12 de diciembre de 2008


Cuando nos daban “Literatura española” (y hablo de cuando entonces) nos explicaron la poesía de los hermanos Machado desligadas de su biografía, o al menos, no se mencionaban ni de pasada sus diferentes posturas ideológicas durante la Guerra Civil.
Si acaso, nos hablaban de Antonio como el poeta profundo y de Manuel como el poeta folclórico; Antonio cantando a la austera Soria, Manuel haciendo lo propio con la alegre Andalucía.
Años después (demasiados) y ya fuera de los libros de texto de la época oscura, Antonio pasó a ser el progresista republicano y Manuel el conservador que escribió un poema “Al sable del Caudillo”.
Sobre estas cuestiones hay tanta bibliografía que no tengo nada que aportar, sólo quiero mostrar dos poemas, uno de Antonio, otro de Manuel, porque, al margen de sus posturas políticas encontradas, yo intuyo dos troncos que comparten muchas raíces:



Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
mas recibí la flecha que me asignó Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.




Adelfos

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
- soy de la raza mora, vieja amiga del sol -,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben!
¡Que todo como un aura se venga para mí!
Que las olas me traigan y las olas me lleven
y que jamás me obliguen el camino a elegir.

¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan elegancia y blasón...
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme
lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!



Y creo que lo que compartieron, además de su obra teatral conjunta y de su amor fraternal, lo expresa Antonio en este breve poema que delata el tremendo cansancio de vivir.


Al borde del sendero un día nos sentamos

Al borde del sendero un día nos sentamos.
Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita
son las desesperantes posturas que tomamos
para aguardar... Mas ella no faltará a la cita.



…O tal vez la nostalgia de su Sevilla natal, escrita en un papelito encontrado en la cartera de Antonio después de su muerte:

Estos días azules y este sol de la infancia.

lunes, 8 de diciembre de 2008









Sr. Notario:
Yo no quería tener un blog, es más, ni siquiera tenía una idea clara de lo que era eso; había oído y seguramente había entrado en algunos pero sin saber que el término acuñado para aquello tan vistoso fuera:"blogs". Para mí, la palabreja era un anglicismo más de los que se manejan en ese mundo de la informática en el que tan poco versado estoy. Pero he aquí que uno de los pocos buenos amigos que tengo se empeña (digo bien: con-todas-las-armas-de-la-seducción-verbal-se-empeña) en que mi pretensión original de escribir unas memorias casi de uso personal, familiar todo lo más, debería sustituirla por esto otro de dominio público en el que expusiera mis reflexiones, anécdotas vitales, gustos, preferencias, ocurrencias y todo aquello que me preocupara o me ocupara. En unas pocas charlas de café y confidencias me convenció… ¿por qué no compartir con otras gentes y otros ámbitos lo que se queda en una libreta con letras y recortes? No me dejó opción, una tarde de octubre me diseñó la página y me dejó ahí, ya con un nombre y un huequecillo en la gran red de redes. No contento con eso me presentó en sociedad desde su bitácora y hubo reacciones de ánimo. No había vuelta atrás, tenía que aceptar el reto y desde entonces escribo...“coses menudes, sense importància, intranscendents”.
Ahora ya instalado provisionalmente en este mundillo leo lo que otros/as escriben y tengo que superar la tentación de abandonar ante la gran cantidad de personas inteligentes, sensibles, informadas, intimistas, reflexivas, etc. que me voy encontrando y cuyos escritos engullo con avidez y voy añadiendo a esa larga lista de favoritos que todos poseemos y a la que nunca tenemos tiempo de acceder/visitar con la asiduidad que desearíamos.
¿Qué puedo aportar yo? Bien poco, nada. Pero ahí están esas pocas queridas personas que se asoman, leen y dejan su comentario. A ellas les digo que agradezco que me incluyan en su lista de actividades ante el ordenador: la lectura de los diarios, las páginas serias, las divertidas, las curiosas, las de trabajo…
Pero también tengo algo que decirme a mí, porque esto de tener un blog es como salir en la tele aunque sea de púbico aplaudidor: empiezas a sentirte importante y a querer saludar a la familia.
Por eso: "Javier/Quercus, no pretendas ser lo que no eres, ni aparentar saber más de lo que sabes; es verdad que a veces te ves obligado a consultar un dato olvidado o aclaratorio para ti mismo (no caigas en la pedantería, cualquiera tiene acceso a las mismas fuentes informativas que tú); no olvides que tomas prestadas la mayoría de las fotos y todas las melodías que incluyes, o sea, que para ser coherente recuerda que tu única pretensión es compartir lo que piensas, lo que te gusta, la música que escuchas, los libros que lees, las películas que ves, las fotos que haces (favor de poner su origen cuando no sean tuyas)… y nada más, sin presunciones ni emulaciones. Esto no es más que la continuación de las libretas que has ido acumulando con artículos ajenos, frases de libros, algún comentario propio sobre ti mismo o sobre hechos o personas que te han marcado con su amor o desamor. Todo eso contado con tristeza o nostalgia (las más), o con humor o distanciamiento (las menos), según el caso y sin disfraces complacientes".
¿De acuerdo?... ¡Pues que no se te olvide!

Sr. Notario de todas las blogosferas, levante acta.

viernes, 5 de diciembre de 2008


Como a estas alturas del año se ha dicho casi todo sobre el otoño y no hemos entrado en el invierno, aprovecho el paréntesis para incluir algo que escribí la pasada primavera... y si cuela, cuela.

"La primavera no me hace ni puñetero caso, como era de esperar, y prosigue su incansable acoso a todo lo que está vivo. Es el momento de la verdad, de la carrera de las plantas por movilizar sus reservas, por brotar, por florecer, por reproducirse. Los animalillos deben estar en quehaceres similares, cada uno según su especie y los instintos que les han sido asignados. O eso, o la muerte, así de naturalmente cruel.
Creo que lo cantaba Jacques Brel: “Es doblemente triste morir en primavera”.
A mí, esta eclosión competitiva de la vida, como me ocurre con las muchedumbres, me produce vértigo. Debo tener el electroencefalograma de la vida un tanto plano.
Pues eso, que estoy un poco muerto, que no me responde el alma a la movida general que está organizada por ahí afuera.
Hace demasiado tiempo que estoy encerrado en esta telaraña que me he fabricado para mi uso y disfrute, ésa que me matiza la luz, las alegrías, los excesos, pero que me deja dentro el cansancio, el hastío, la desesperanza. Eterno espectador desilusionado de lo que la existencia me ofrece. Menos mal que está esa máscara, la que ofrezco a los otros y que incluye notas de humor, alguna frase ingeniosa y un cierto grado de ternura. En fin, el mínimo indispensable para no ser expulsado definitivamente de la comunidad hablante y, de a veces, pensante.
Envidio a todos aquellos que se encuentran bien dentro de su piel, que no se avergüenzan de su imagen reflejada en su espejo interior, que salen a la calle con su espíritu recién duchado, dispuestos a arañar el mundo.
Yo me despierto derrotado, parece que mi yo verdadero se quede en los sueños, esos que casi nunca recuerdo pero que supongo vivo con más intensidad que las realidades cotidianas.
A los “neuras” (y ya se sabe: en primavera y en otoño nos lucimos) nos gusta, o quizás no nos gusta, pero sentimos la necesidad de hacernos los mártires, caer en una complacencia enfermiza. Efecto buscado: que nos quieran, que nos mimen y hasta que nos alaben. Exigimos ser el centro (con descarada timidez), el núcleo de la vida de los demás porque nosotros no encontramos el propio o porque está tan disperso que nos resulta imposible reunirlo. Se confunden los electrones con los protones y no hay manera de aclarar quién tiene que girar y quién quedarse quietecito poniendo un poco de orden en las órbitas.
Me decía el otro día un psiquiatra (parezco un Woody Allen barato) que tengo que jerarquizar y que en esa jerarquía el primero debo ser yo. Bueno, de acuerdo, pero ¿qué hago yo mismo conmigo mismo? Este mismo planteamiento ya implica una esquizofrenia: ¿hay dos “yo”? Claro que esto lo resolvía un amigo escritor afirmando que la figura geométrica ideal no era el círculo, que tiene un solo centro, sino la elipse, que tiene dos. Es decir, que soy un ser elíptico: un centro que se mira el ombligo apiadándose de él y otro que no tiene más remedio que responder a los estímulos, que actuar, que reaccionar ante la vida manteniéndola, aunque sea en sus términos básicos.
Recuerdo una película en la que dos campesinos mexicanos hablaban de su vida miserable y uno de ellos comentaba apesadumbrado: ¡…y encima no podemos esperar que esto lo arregle una revolución porque ya la hemos hecho!
En esas me encuentro, no puedo responder a ¿qué quieres ser de mayor? porque… ¡ya lo soy!
Debería estar consolidando o alimentando los proyectos conseguidos y no, como estoy haciendo, planteando interrogantes quinceañeros pero… ¡Es que la primavera no me hace ni puñetero caso!"

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Umbral: Reflexiones sobre el amor

El amor es una creación cultural. Sí, en cuanto que no existe, no está en la naturaleza. Las ideas, los conceptos, eso que llamamos abstracciones, son cosas que sólo existen en el pensamiento humano. En la naturaleza animal existe la ternura, el deseo, la compañía, la camaradería, pero el amor no. ¿Y qué es amor, entonces? El amor es todo eso que he enumerado, todo eso pasado por la cabeza del hombre. Es decir, el rechazo de todo eso, por excesivamente natural, para convertirlo en algo mental, espiritual, digno de la especie que piensa. El amor, en fin, sería el rechazo de todo lo que es amor en la naturaleza, de todo lo que no es amor.
El amor humano sería lo creado más allá del amor natural. Los animales hacen la guerra. El hombre, además, hace política. Los animales hacen el sexo. El hombre, además, hace el amor. Lo nuestro es un rechazo y un rebasamiento de lo natural. El amor, pues, no se define positivamente, sino negativamente: el amor no es sólo sexo, no es sólo amistad, no es sólo deseo, no es sólo especie, no es sólo placer, no es sólo soledad, no es sólo eyaculación. El amor, en fin, nos resistimos a que sea lo mismo que el chimpancé siente por la chimpancé.
Tiene que ser algo más. Y no es que sea algo más, sino que es un rechazo de lo que es. Cuando hemos rechazado que de una mujer sólo nos gustan los labios, sus pechos, sus caderas, sus piernas, el agua de su voz o la música de su silencio, cuando hemos rechazado que nuestra atracción pueda reducirse sólo a eso, es cuando creemos haber dado con el amor, aunque sólo hayamos dado con nuestra soberbia. Todas las bocas de mujer han gustado a todos los hombres por miles y miles de años. El amor es un rechazo de la repetición y una fundación de la diferencia en el reino de la igualdad. Sólo se ama a una mujer, a un hombre, de una forma.
Pero nuestro amor es lo único que tenemos, y lo más alto, y entonces nos negamos a ser incluidos en una estadística. Lo nuestro tiene que ser diferente. El amor sigue siendo rechazo. Rechazo de la natural atracción inocente sentida por/hacia una mujer y rechazo de la ingencia de los machos que desean mujeres sobre la tierra, al mismo tiempo que nosotros. Millones y millones. El amor se atormenta entre lo objetivo y lo subjetivo. Nada más objetivo que desear a esa muchacha hermosa. La desean todos los que la ven pasar por la calle. Nada más subjetivo que yo desee a esa muchacha. Y se hace insufrible el que la sigan deseando también los demás, porque ellos demagogizan mi pasión, la hacen no mía: están participando de mi sentimiento más íntimo. El amor es creación cultural y, sobre todo, es creación pasional, pero de pasiones inversas: “nadie puede quererte como te quiero yo”, que significa: “nadie puede descubrirte como te descubro yo”, que significa: “nadie puede descubrir lo que descubro yo”, que significa…Y así sucesivamente.
Creo que amor es precisamente eso. Hacer de un ademán objetivo y general de la especie un gesto particular y personal, o un código de gestos entre dos. El amor interpersonal es el rechazo de todo lo mucho (todo) que en el amor hay de multipersonal.
El amor no es el amor, sino el esfuerzo que hacemos por diferenciar nuestro amor del indiferenciado (e indiferente) amor que por todas partes extiende la naturaleza.
Quizás el amor no existe, pero existe el esfuerzo porque exista. Y a ese esfuerzo es a lo que llamamos amor.

Francisco Umbral

domingo, 30 de noviembre de 2008


Desde mi ateísmo, agnosticismo, descreimiento, escepticismo…difícil elegir la palabra que precise mi actitud ante el Universo y la Vida cuyo nacimiento, evolución, leyes y normas se me escapan…y ante los cuales, yo, hormiguita, no me atrevo a colocarme una etiqueta definitoria o definitiva, que consideraría presuntuosa.
Por eso, y porque la inmensa figura de Ernesto Cardenal (como hombre, como persona) me merece tanto respeto, es por lo que desde mi ateísmo y todos los demás –ismos, tomo prestado--con su permiso, que considero otorgado-- su poema/oración para homenajear a Norma/Marilyn aunque esté escrita desde su profundo cristianismo.
Soy consciente de que el solo hecho de “centrarme” en Marilyn ya me sitúa en el multitudinario rebaño de los que contribuimos a mantener el mito, y que de haber sido fea o gorda o simplemente normal no estaría en esta página ni en tantas otras. Millones de niñas explotadas, ablacionadas, maltratadas, violadas…merecerían mucho más ese poema, o mejor: el cariño, la ayuda, la solidaridad, etc.
Pero, ¿qué queréis que haga? Soy un hijo de mi tiempo y siempre quise tener una novia como Norma Jean, así como a Cardenal, supongo, le hubiera gustado tenerla en sus filas como cristiana revolucionaria. Me absuelvo, pues, de mi pecado.


ORACIÓN POR MARILYN MONROE
(Ernesto Cardenal)



Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra
con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la
huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había
querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor
en este mundo contaminado de pecados y radiactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-El de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónale Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.

Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse
en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un
baile en Río la recepción en la mansión del Duque
y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.

Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles)
contesta Tú el teléfono!

martes, 25 de noviembre de 2008


Paco Ibáñez no tiene una gran voz.
Paco Ibáñez no es un concertista de guitarra.
Paco Ibáñez es más, mucho más que una voz cascada por el tabaco y el alcohol y que una guitarra que suple con mucha dignidad esa carencia.
Paco Ibáñez es un recreador de poemas, es un poeta de la poesía ajena.
Paco Ibáñez hace tan suya la poesía, la transmite con tanta sensibilidad que hace el milagro de que llegues a sentir que la poesía que no es suya, repito, pase a serlo… y no sólo “suya”, sino “nuestra”.
Estos poemas de Goytisolo son una prueba de lo que digo, ustedes dirán…


PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.



Autobiografía


Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste
y mi padre decía
mirándome y moviendo la cabeza: hijo mío
no sirves para nada.

Después me fui al colegio
con pan y con adioses
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño
no sirves para nada.

Vino luego la guerra
la muerte –yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron
yo triste seguí oyendo:
no sirves para nada.

Y cuando me pusieron
los pantalones largos
la tristeza en seguida
cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.

En la calle en las aulas
odiando y aprendiendo
la injusticia y sus leyes
me perseguía siempre
la triste cantinela:
no sirves para nada.

De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día
la muchacha que amo
me dijo y era alegre:
no sirves para nada.

Ahora vivo con ella
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña a la que a veces digo
también con alegría:
no sirves para nada.