domingo, 30 de noviembre de 2008


Desde mi ateísmo, agnosticismo, descreimiento, escepticismo…difícil elegir la palabra que precise mi actitud ante el Universo y la Vida cuyo nacimiento, evolución, leyes y normas se me escapan…y ante los cuales, yo, hormiguita, no me atrevo a colocarme una etiqueta definitoria o definitiva, que consideraría presuntuosa.
Por eso, y porque la inmensa figura de Ernesto Cardenal (como hombre, como persona) me merece tanto respeto, es por lo que desde mi ateísmo y todos los demás –ismos, tomo prestado--con su permiso, que considero otorgado-- su poema/oración para homenajear a Norma/Marilyn aunque esté escrita desde su profundo cristianismo.
Soy consciente de que el solo hecho de “centrarme” en Marilyn ya me sitúa en el multitudinario rebaño de los que contribuimos a mantener el mito, y que de haber sido fea o gorda o simplemente normal no estaría en esta página ni en tantas otras. Millones de niñas explotadas, ablacionadas, maltratadas, violadas…merecerían mucho más ese poema, o mejor: el cariño, la ayuda, la solidaridad, etc.
Pero, ¿qué queréis que haga? Soy un hijo de mi tiempo y siempre quise tener una novia como Norma Jean, así como a Cardenal, supongo, le hubiera gustado tenerla en sus filas como cristiana revolucionaria. Me absuelvo, pues, de mi pecado.


ORACIÓN POR MARILYN MONROE
(Ernesto Cardenal)



Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra
con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la
huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había
querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor
en este mundo contaminado de pecados y radiactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-El de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónale Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.

Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse
en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un
baile en Río la recepción en la mansión del Duque
y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.

Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles)
contesta Tú el teléfono!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si señor, me ha gustado mucho tu comentario, así como el otro en el que has basado el tuyo.

Tenía un encanto especial, pero se ha desbordado su adoración, (todo comercial), da un poco pena tanta comercialización, la estupidez humana no tiene límite, bebemos sin tener sed, comemos sin tener hambre, y hablamos sin tener nada que decir,por eso ahora, y en su recuerdo, guardo un respetuoso silencio.
Lakshmi.

Ana Iniesta dijo...

Hola Javier! entro en tu blog, ya iré leyendo poco a poco, un abrazo desde bcn. Ana

Ángel Fondo dijo...

Qué tristeza me provoca el “Adagio” de Barber al lado de mi Marilyn.
Quercus, amigo, tú sabes tan bien como yo que está viva, por eso la seguimos anhelando.
Ella, encarnada en sus personajes, está viva a partir de aquel día en que entro a formar parte de nuestras fantasías, de nuestros sueños imborrables.
Ella, con su aparente ingenuidad, con su seductora inocencia, vive, y nos permite conservar la única religión en la que somos fervorosos fieles, la única realmente capaz de liberarnos, la religión que nos permite, para nuestro placer, saber aún extasiarnos con la belleza.
Quita esa música o lloraré, soy muy capaz, además hasta me gusta. Imagino el por qué no pudiste evitar acudir al mito y mostrar a la bella de las bellas, pues para nosotros no sólo era la carne sino también la dulzura, no sólo la tristeza sino también el regocijo, y tenía (tiene) la peculiaridad de mostrar todos esos gestos capaces de conmovernos, regalando una sonrisa o manifestando su dolor cuando asomando de sus ojos brotaba inesperadamente una lágrima.
Leo por tercera vez “Oración por Marilyn” y sigo mudo. Qué decir…después.