lunes, 3 de noviembre de 2008

Contradicciones




A partir de cierta edad uno debe asumir con tranquilidad/resignación sus contradicciones…

Me pasó ayer: vi una película “Made in Holliwood” del año 1964. Una comedia amable, con muchos colorines y un reparto de lujo: Natalie Wood, Tony Curtis, Henry Fonda, Lauren Bacall…“La pícara soltera” se titulaba.

Apareció el “the end” y yo debía tener aún la sonrisa idiota de quien ha quedado prendado del encanto de ella, de las gracias de él, del buen hacer de todos los actores, del final feliz, del triunfo del amor, de la resolución de los equívocos ,etc.

Había vuelto a una época de cine de barrio, de domingo por la tarde, de evasión semanal de un medio hostil y gris para integrarme por unas horas en un tiempo y en un espacio donde no había conflictos (o estos eran falsos y resolubles) y donde la vida era sonriente y bella.

Luego, ya con el cepillo de dientes en la mano, pensé en todas las connotaciones ideológicas reaccionarias de la película y como esos valores (no los voy a explicitar por consabidos), nos fueron conformando una manera de pensar sin que opusiésemos resistencia y que nos parecían la manera natural de estar en el mundo y el modelo de vida al que teníamos derecho a aspirar.

Bueno, pues a pesar de esa reflexión (simplona, pero real), en la almohada todavía persistía la mirada pícaramente inocente de la hermosísima Natalie y la estúpida sonrisa en mi mente.

¡Qué le vamos a hacer!

Pues eso, asumir las contradicciones.

3 comentarios:

Ángel Fondo dijo...

Natalie Wood conseguía con su mirada cándida hacernos soñar con la posibilidad de encontrarnos a su doble en alguno de esas salas de baile a las que íbamos los domingos tarde de nuestra juventud, y eso consigue dejar de lado otras consideraciones cuando vemos una de sus interpretaciones, e instalarnos en esa sonrisa tonta que parece auto-alimentarse, vamos, que podemos, ahora mismito, imaginamos con la sonrisita tan sólo cerrando los ojos, lo bueno es que nos rejuvenece esa carita de imbécil.
No recuerdo la peli de la hablas, aunque seguro que la he visto en alguna ocasión, pero como olvidar “Esplendor en la yerba, West side story, Centauros del desierto y Rebelde sin causa”. Creo que aún sigo enamorado de su personaje dulce y algo indómito. Ya sé, me dirás, que hay otros actores en la película pero es que Natalie me puede… Fue una pena su final trágico, posiblemente producto de la adicción a las drogas y al alcohol, pero ese es otro tema.
Mi abrazo, Quercus, amigo.

Anónimo dijo...

Como no recordar a N.Wood, en Esplendor en la yerba, la locura del amor, el amor al que no se le ha puesto barreras, al amor que invade el alma, el amor que anula la voluntad, el amor que eleva y destruye... y que no necesariamente se dá en la adole
scencia....
Eso parece ser el amor, después he aprendido que no, eso es enamoramiento, espejismo mental, deseo, juego ... el amor no quiere nada, se da generosamente, no es posesivo, pero ¿quién sabe amar así?...

Laskhmi

Hosco dijo...

No me interesa la autofagia y la única botánica que me interesa es la humana.
Me ha gustado su blog. En su último libro, "Un hombre en la oscuridad", Paul Auster hace decir a uno de los protagonistas: " De no ser buena no la habría escogido. Nada de basura. Esa es la norma (...) Toda clase de películas, desde lo estrafalario a lo sublime, pero nada de basura."
Sils-Maria, Génova, Rocallo o Portofino. A seis mil pies más allá de los hombres y del tiempo. Rechazado por Lou Andreas Salomé. Enfermo, solitario, final. Pertrechando, forjando y somatizando la filosofia del martillo con la que cuartear la inmunda moral occidental, Nietzsche no estaba, y si me lo permite, no esta para "chinoiseries". Ya lo manipularon, enarbolaron y vilipendiaron sus más allegados cuando se había perdido en las ontologías de su biología.
Una de las mejores películas de Manuel Summers (sólo recuerdo otra digna suya) se titulaba "Los juguetes rotos" o "Juguetes rotos", disculpe la falta de paramentos de mi memoria, además, no es cuestión de ponerse estrecho a estas alturas del ahora por un artículo en plural, hablemos pues de juguetes rotos: Umbral y Natalie Wood; estrafalario el primero, sublime la segunda. Según los parámetros de Auster, caben los dos, y algunos más que a buen seguro irá incluyendo en su blog.
Mucho me temo que como no lo impida algún truco de la técnica que usted conozca - y yo no-, me va a tener rastreando con sumo interés los fragmentos, con o sin prefijo, de su memoria.