domingo, 29 de marzo de 2009



Reconvención

Un amigo, ofendido por lo que considera “mala leche” de mi escrito anterior me recuerda la frase bíblica de que “Quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra”. Y añade:



¿Quieres que te envíe una lista de gente con la que podrías despacharte a gusto en tus críticas antes de llegar a Víctor Manuel?


Recojo el guante, y con la humildad del derrotado sin fuerzas ya para levantarse, escojo estos dos vídeos de desagravio y tristeza por las esperanzas rotas y por lo que pudo haber sido y no llegó a ser, pero...¡ fue hermoso mientras duró la ilusa ilusión de un mundo mejor, más solidario y más justo!

Ahora, ya sabes amigo: imposible volver, ni siquiera con la frente marchita y respecto a las nieves del tiempo... ya no encuentran lugar en el despoblado cráneo. O sea.

Víctor y Ana cambiando garbosamente de acera (Foto:Antonio Alonso)

Víctor Manuel: Una década, dos opciones


Tal como anunciaba en un post anterior hablando de “la evolución ideológica” de algunos de nuestros cantautores pongo aquí una muestra de darwinismo político harto vistosa, aunque , afortunadamente no generalizable y mucho menos “ejemplar.

Víctor Manuel le dedicó esta canción al Generalísimo don Francisco Franco Bahamonde en 1964, en conmemoración de los "25 años de Paz":

Hay un país
que la guerra marcó sin piedad.
Ese país
de cenizas logró resurgir.
Años costó
su tributo a la guerra pagar.
Hoy consiguió
que se admire y respete su paz.
No, no conocí
el azote de aquella invasión.
Vivo feliz
en la tierra que aquél levantó,
Gracias le doy
al gran hombre que supo alejar,
esa invasión
que la senda venía a cambiar.
Otros vendrán
que el camino no habrán de labrar.
Él lo labró,
a los otros les toca sembrar.
Otros vendrán
que el camino más limpio hallarán.
Deben seguir
por la senda que aquél nos marcó.
No han de ocultar
hacia el hombre que trajo esta paz,
su admiración,
y por favor,
pido, siga esta paz.

En 1976 formando parte del colectivo musical del PCE escribió esta otra canción dedicada a Pasionaria, deseando su pronto regreso a España.

Veremos a Dolores

Sí, veremos a Dolores a caminar
las calles de Madrid.

Quién te puede negar
si el tiempo transcurriendo confirmó
que esto no daba más
y que era inevitable la reconciliación.
Se gastan las palabras
golpeando contra el muro
pero ahí están las tuyas
cargadas de futuro.

Quién te puede negar
no hay tregua en el combate por la paz
desde el cincuenta y seis
tendimos nuestra mano a todos los demás.
Bandera infatigable
del hombre acorralado
de un pueblo que no quiere
vivir amordazado.

Quién nos puede negar
porque nos regatean respirar
quién se atreve a explicar
que sea un beneficio la clandestinidad.
Para otros los laureles
la regalada historia
que el único camino
nos lleve a la victoria.

En una entrevista concedida al diario "La Voz de Galicia" el 8de diciembre de 2007 atribuye su canción a Franco como "un acto de ignorancia". Ahora, en la sesentena ha visto la luz y en esa misma entrevista declara :

"-¿Le gusta cómo está gobernando Zapatero?

-Por supuesto, y sobre todo comparado con lo que tiene enfrente me enloquece. Yo creo, y lo he visto así desde el principio, que tiene la radicalidad del hombre bueno, es un buen tío y tiene las ideas muy claras. Se han aprobado leyes en este país que están dándole la vuelta."

Bueno, pues esperemos que no tenga más mutaciones adaptativas...




viernes, 27 de marzo de 2009


La jauría humana (Arthur Penn, 1966)

Cuando vi por primera vez esta película la disfruté y la sufrí considerándola como un valiente retrato auto crítico de una sociedad podrida pero la ceñí entonces a una situación concreta y en un lugar concreto, es decir: cómo en un pueblo de lo que hemos dado en llamar “América profunda” una serie de circunstancias pueden llevar a una muchedumbre a hacer aflorar los instintos más primarios hasta culminar en la caza de un hombre como diversión y al apalizamiento de la autoridad oficial (el Sheriff) que intenta imponer la legalidad de la justicia frente al linchamiento de otras épocas.

Complementariamente encontramos toda suerte de miserias: desde el simple aburrimiento cotidiano, la infidelidad, el dinero como meta prioritaria, la imbecilidad juvenil, el caciquismo, el servilismo, el racismo, la doble moral…


Ahora, ya sin el impacto inicial, pero sin olvidarlo, de algunas escenas y de todas las grandes virtudes del film (actuaciones soberbias, recreación del ambiente que constituye el caldo de cultivo de la tragedia, guión, música, etc.) me quisiera centrar en Marlon Brando como actor y como personaje.


Marlon Brando es para mí un actor que trasciende los papeles que interpreta, es difícil imaginar sus mejores películas protagonizadas por otro actor. Brando por su personalidad y su formación actoral (y, a veces, a pesar de ella) no actúa sino que absorbe e internaliza al personaje guionístico para después encarnarlo tranformado en arquetipo. Así: Brando es Julio César, Brando es el Padrino, por poner sólo dos ejemplos.


Aquí en esta película Brando eclipsa literalmente a Robert Redford, Angie Dickinson, Jane Fonda, Robert Duvall, Miriam Hopkins, EG Marshall y toda la plantilla de secundarios, y eso que todos ellos cumplen eficazmente con su papel. Toda la pantalla es suya cuando aparece.


Marlon Brando va más allá de la correcta interpretación, su sola presencia, sus gestos y sus miradas expresan en cada momento y sin sobreactuaciones sus estados de ánimo.


Su corpachón es zarandeado en esa mítica paliza (los golpes te llegan a doler) y su respuesta defensiva es la única creíble, la que puede esperarse cuando son tres los atacantes, no hay trampa ni cartón en la pelea, Brando sale machacado físicamente pero no derrotado en su integridad moral. Esa es la grandeza y la dignidad del sheriff, la que lo sitúa por encima de sus verdugos.


Pero ese sheriff tiene un pecado original: su nombramiento no ha sido “por mérito y capacidad” si no por la voluntad del cacique local, verdadero poseedor del mando real, el que concede el dinero y el estatus social. Su autoridad es una autoridad delegada, formal y por tanto reclamable por su donador cuando la situación exija saltarse las leyes o emplear la violencia en beneficio propio.

El personaje que interpreta Brando vive queriendo creer que su honestidad y su “placa” le hacen merecedor de su cargo, y hasta se permite algún desprecio simbólico (la devolución de un regalo) hacia su protector/jefe.

Los hechos le demuestran la ficción en la que ha vivido, su papel de hombre de paja, su impotencia, la inutilidad de su supuesta autoridad, el desprecio de quienes son sabedores de su rol, que no supera el del orden local y el mantenimiento de las apariencias.

En el desenlace de la película con el asesinato a quemarropa de quien tenía que ser entregado a la justicia es la hora del reconocimiento del fracaso, del auto engaño y de partir a otro lugar…


Moraleja: el poder es el poder, si no lo ejerce directamente quien lo tiene es por que le resulta más cómodo delegar, pero no intentes dejarte comprar “sólo un poquito” por que las graciosas concesiones te serán demandadas a su tiempo y con altos intereses.






(Consideración absolutamente prescindible con la única intención de rebajar un puntito lo que ha podido resultar un discurso impostadamente serio : Marlon Brando abandona el pueblo herido y fracasado… ¡pero con Angie Dickinson!)


martes, 24 de marzo de 2009


Filología a la boloñesa


Un anónimo amigo me envía esta reflexión filológica como aporte, y para su incorporación, si procede, a las nuevas privatizaciones de estudios del "Plan Bolonia". Dice ocultar su identidad por temor a posibles reacciones "airadísimas" de los Mossos d´Esquadra. Hela aquí:


En el idioma español no existe el modo superlativo regular, sino que se construye con locuciones que expresan el grado máximo del calificativo:

- Bueno, muy bueno, de puta madre

- Rápido, muy rápido, cagando leches

- Valiente, muy valiente, con dos cojones

- Lejos, muy lejos, a tomar por culo

Pero, mofas aparte, observo que el sufijo “-ísimo” (que heredamos del latín) viene cayendo en una cierta obsolescencia y parece propia de un lenguaje afectado e inverosímil, evitándose su reiteración. Ciertamente, hablar con profusión de “rapidísimo”, “valentísimo” o “lejísimos” queda incomodísimo, fastidiosísimo, insoportabilísimo, es decir, un coñazo

domingo, 22 de marzo de 2009


Gran Torino

He aquí un compendio de lo peor de Clint Eastwood como director de su propio narcisismo.
Espero que no se muera antes de rodar su próxima película en la que pueda enmendar la sarta de americanadas tópicas y cuasi fascistas que constituyen ésta y que para mi sorpresa han valorado muchos como si de una obra maestra se tratara.


Lo que en “Sin perdón” trataba de disfrazar al machote vengador (¿con causa?) de pistolero decadente, aquí se nos muestra sin careta, en estado puro: el chulo yanqui, apoyado de fondo por la omnipresente bandera de las barras y estrellas de la que tan orgullosos se sienten, dispuesto a limpiar el barrio, infestado de “okupas” de todas las razas y colores y en el que él por su mala cabeza o su cabezonería habita como reliquia de las grandezas autóctonas.


Como casi todos los héroes de aquellos pagos ha combatido en una guerra, en defensa, por supuesto, de los “principios” únicos y universales, imponibles por tanto a escala universal. Esa experiencia, también como siempre, le ha marcado el carácter, se lo ha agriado, pero justifica su hombría, su apego a las armas y su obligación de arreglar el mundo con la violencia como instrumento y la superioridad moral como estandarte.


También aparece esa “mancha” anímica torturadora consecuencia de las atrocidades que se vio obligado a hacer en la contienda, unas por obediencia debida y otras por iniciativa propia; estas últimas requieren expiación y la moral fílmica así lo aconseja. Nuestro héroe acaba así crucificado indefenso y, por tanto, redimido y redentor porque su ejemplo no habrá sido en vano: los cobardes asiáticos (él los llama rollitos primavera en un alarde de humor racista) saldrán poco a poco de sus casas y acabarán con las bandas mafiosas que se han adueñado del barrio. Los pioneros en esta lucha serán los que por su contacto benefactor han captado su mensaje y han descubierto la faceta humana escondida tras su apariencia, hosca e intransigente.

Ellos serán los herederos del Ford modelo Gran Torino que, impoluto, representa las esencias de la América que debe permanecer, aunque los continuadores de la tradición sean amarillos inculturizados o negros con vocación presidencial.

El relevo se ha cumplido y sus hijos y nietos, liberales y decadentes, no reciben el “coche símbolo” en castigo a su decadencia aburguesada.
El “Gran Torino” es como “la tierra para quien se la trabaja”, pero en versión derechista.


( No me olvido, Clint, que dirigiste magistralmente “Bird”, “Mystic River”, por ejemplo, y que te dejaste la piel interpretando “El seductor”…pero, por favor entierra a Harry en todas sus vertientes higiénicas y grados de dureza. Tú puedes).

miércoles, 18 de marzo de 2009


El esperanto: un idioma militante

Siempre la lengua fue compañera del imperio”, declaró Antonio de Nebrija hace más de 500 años. La actual posición del inglés como vehículo de hegemonía y de penetración cultural da, sin duda, la razón a esta cita.
El actual predominio del inglés es un factor importante para que los productos de la industria científica y cultural norteamericana conquisten los mercados mundiales y para que las agencias de noticias de lengua inglesa dominen el mercado mundial de la información.
En este contexto, el uso internacional de algunas lenguas nacionales distorsiona los intercambios culturales y los flujos de información.

En otras palabras, distorsiona el mercado de ideas en favor de las élites económicas, políticas y de opinión de las grandes comunidades lingüísticas. Incluso dentro de los estados, las relaciones de poder se ven acompañadas en numerosas ocasiones de presiones sobre lenguas minoritarias, que interesan menos a las élites, y adquieren un estatus inferior.


La lucha contra la hegemonía debe tener también una componente lingüística, que equilibre las bases culturales y redimensione los flujos informativos, dando una oportunidad a algunas fuentes de información hoy en día menospreciadas. Desde las asociaciones de esperanto pensamos que existe una condición previa para alcanzar este objetivo: el empleo de una lengua neutral que, hoy por hoy, sólo es posible si ésta es construida y no es étnica. El Volapük precedió al esperanto. Más tarde aparecieron la Bahasa Indonesia (desarrollada por un lingüista alemán en los años ‘20 sobre la base de varias lenguas habladas en Java y hoy utilizada en Indonesia), Interlingua, Ido, Novial o Glosa. Pero, hasta el momento, la única propuesta lingüística que se ha mostrado viable es el esperanto.


El esperanto es un idioma iniciado en 1887 por el médico polaco Lázaro Zamenhof. Esta palabra, que significa “quien tiene esperanza”, fue adoptada por Zamenhof como un pseudónimo para su primer libro. Y se fue adoptando en el lenguaje popular como el nombre mismo de la lengua. Desde entonces, numerosos individuos y organizaciones de todo el planeta lo utilizan. A su alrededor se agrupan quienes lo ven como la solución más racional, justa y digna al problema causado por la diversidad lingüística. No pertenece a ningún pueblo o nación determinada, sino a todas por igual.

El esperanto, por tanto, no es una lengua de dominación de un pueblo sobre otro, sino un instrumento de colaboración y de comunicación.
Los elementos internacionales del esperanto se encuentran tanto en su vocabulario como en su gramática. De una parte, encontramos palabras que en los idiomas europeos más difundidos existen en forma casi idéntica, modificadas sólo para dar unidad y coherencia.

Por otra, su estructura gramatical lo asemeja a los grandes idiomas asiáticos, así que los hablantes de estas lenguas suelen identificarse con él de inmediato. Esta lengua posee 16 reglas gramaticales que no tienen excepciones, además de raíces de mayor alcance, mezcladas con las lenguas germánicas, románicas y eslavas. Posee un sistema regular de pronunciación y de acentuación, así como un sistema regular de formación de nuevas palabras.
Con esta forma de comunicación se busca la diversidad del ser humano, pues uno de sus objetivos es respetar las lenguas minoritarias y diversas culturas.

Las personas hablantes del esperanto se agrupan en asociaciones profesionales, artísticas y recreativas para promover su uso como lengua común entre personas de diferentes idiomas. Se habla en congresos internacionales y en la cotidianidad de los lugares más diversos. En las asociaciones locales se practica durante sus reuniones, e incluso se habla en el seno de familias cuyos cónyuges son de distinta nacionalidad.

El esperanto también ofrece un extenso abanico de obras originales y textos traducidos de los más diversos idiomas. Cerca de 200 revistas se publican regularmente en esta lengua, cuya presencia en internet está creciendo.
El apoyo de los movimientos sociales alternativos a la utilización del esperanto permitiría escapar de la lógica lingüística del capitalismo, de la lucha por el predominio lingüístico como parte integrante del enfrentamiento global

sábado, 14 de marzo de 2009


Iniciar el retorno con las alas plegadas

Lamerse las heridas en el espacio incierto


Proponer los empastes a las caries del tiempo


Levantar la muralla al punzante recuerdo


Recomponer las yemas ateridas de invierno


Y florecer de nuevo…¡como un almendro!




Javier

viernes, 13 de marzo de 2009


Razones para terminar con las corridas de toros

Según la RAE, una corrida de toros es "una fiesta que consiste en lidiar cierto número de toros en una plaza cerrada". Por su parte, lidiar es "luchar contra el toro hasta darle muerte". La tauromaquia es definida como "la ciencia del toreo". Toda ciencia, incluso ésta, se estructura como un conjunto de reglas, observaciones y maneras en que la corrida y la lidia de toros debe realizarse para cumplir su objetivo final: la muerte del animal.

Muchos pensamos que las corridas de toros son una práctica inhumana, que no tiene cabida en nuestra sociedad. Este artículo tiene argumentos para contestar, punto por punto, a los fanáticos de las corridas de toros que siguen apoyando esta crueldad innecesaria.

1. "La corrida de toros es un deporte" La definición de deporte según la RAE: "actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas"; hasta aquí estaríamos de acuerdo. Pero, decir que el toreo es un deporte de competencia igualitaria entre dos rivales, es falso, pues esta condición no se cumple. Los sucesivos escándalos por el afeitamiento de los toros (cortar o limar la punta de los cuernos al toro para que su lidia resulte menos peligrosa) o las investigaciones que han dejado ver la manera en que los toros son preparados para la corrida en toriles; dejan mucho que desear a una afirmación como que el enfrentamiento se da entre dos rivales en iguales condiciones. Hoy una corrida de toros es un espectáculo de engaño y falsedad, donde los machos se enfrentan a un animal completamente minado en sus facultades físicas mediante el cansancio y el dolor.

2. "Los toros son una tradición, y las tradiciones hay que mantenerlas" ¿Desde cuándo las apologías a la violencia y la destrucción son dignas de perpetuamiento histórico?. Tradiciones como la ablación femenina o la esclavitud -que persisten hoy en día- nos horrorizan... ¿por qué no una tradición cruel y sádica como la fiesta de los toros? Porque se trata de animales, seres autómatas para algunos, o medios al servicio de los fines humanos, para otros. Las tradiciones sustentadas en la violencia y el aniquilamiento no hacen más que perpetuar éstos comportamientos como dignos de práctica y seguimiento: si podemos matar un animal, ¿por qué no podremos matar también a nuestro enemigo político, o a todo aquel contra el que nuestras diferencias se vuelquen? Las tradiciones deben ser soporte de lo que nos define y construye, pero también de lo que esperamos en el futuro. La pretendida racionalidad de nuestras sociedades, y los nobles objetivos pacíficos en el mundo, están amenazados toda vez que dejamos a este tipo de tradiciones ser fundamento formativo de las nuevas generaciones.

3. "Las corridas de toros son un arte" El arte es un proceso de creación y construcción, que da vida, no la quita. Como interpretación de una representación mental, algunos autores han definido al toreo como seductor, en tanto niega lo absurdo y trágico de la muerte humana, trascendiendo y humillando la animalidad del toro. Para Hilda Salmerón, el toro le recuerda al hombre la angustia por lo limitado de su naturaleza animal, y se proyecta en una superioridad simulada ideando instrumentos de tortura y lidiando al toro con ellas a través de las diferentes suertes o lances de la corrida. Con ello, el torero representa la trascendencia a su propia condición mortal, a su propia condición animal. Sin embargo, lo que sucede no es el enfrentamiento de toro con torero, sino un animal contra el arsenal del torero. Éste destruye y aniquila, en búsqueda de la ansiada "inmortalidad" que consigue efímeramente bajo el disfraz de la fama, de salir por la puerta grande y de premiar al diestro a merced de las orejas y/o la cola de un pobre animal que ha sido el fantoche en la farsa. Este arte no construye ni da valor. Antes bien, destruye todo lo enaltecedor del arte para la vida humana.

4. "El toro muere dignamente" La dignidad es un valor y una categoría construida por los humanos para simbolizarnos cosas. Pero acá es utilizada para describir desde la perspectiva del toro lo que la muerte simboliza/ (ría) para él. Para un animal como el toro, el dolor es el dolor y la muerte es la muerte, no son dignas ni indignas. La muerte es el fin de su vida. Y mientras más rápido y de golpe suceda, mejor -al menos, esa sería para los humanos una muerte ideal. Para un toro la corrida es la muerte inminente; porque se diga o no, toro que pisa la arena termina en la sala de despiece (aún los indultados que tras irse a la dehesa la mayoría muere por las heridas recibidas). ¿Es digna una muerte lenta, dolorosa, torturante, asfixiante? ¿Una muerte en la que un toro es obligado a someterse a las torturas de un equipo de sádicos que dicen amar y respetar a los toros? (me imagino que los aman como una quimera y un ideal, si no, no me explico la tortura a la que someten a cada ejemplar en la arena). Eso no es dignidad.

5. "Los toros son cultura" En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su opinión al respecto: "La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura". La cultura entendida según la RAE como "conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc." sólo será constructiva y válida mientras apueste por dar valor al ser humano, transformarlo en un ser más sensible, más inteligente, y más civilizado. La crueldad que humilla -a humanos o animales- y destruye por el dolor jamás se podrá considerar cultura. Esas sólo serán costumbres odiosas contra el mundo y contra sí mismos. Aún así, la AIT (Asociación Internacional de Tauromaquia) ha pedido a la Unesco que la tauromaquia sea considerada parte de los "Bienes Intangibles del Patrimonio de la Humanidad". Si la violencia, la crueldad y la barbarie son consideradas "Patrimonio de la Humanidad", esta petición será acogida.

6. "Sin corridas no habría toro bravo, éste desaparecería" El toro es un animal herbívoro. Gran parte de su vida consiste en buscar pastos para alimentarse, y no es bravo sino en las luchas territoriales, en la lucha por la reproducción y/o en situaciones de peligro. El toro es artificialmente manipulado y provocado para que responda de manera agresiva al torero. La casta brava de los toros ha sido genéticamente manipulada por el hombre para que sus ejemplares sean agresivos, tal como se han manipulado los ganados lecheros o de carne. En este caso, que se termine la fiesta de los toros significará el fin de la bravura del toro que es económicamente explotada por las ganaderías. No significa el fin de los toros, porque toros más -o menos- bravos pueden darse en otras sub-especies de toros.

7. "El toro no sufre" Como cualquier animal cefalizado y con un sistema nervioso central, sí siente: si vemos a una mosca posarse sobre el lomo de un toro, apenas la percibe éste trata de espantarla. ¿Cómo no sentirá un toro la puya, las banderillas o la espada? ¿O acaso el toro se orina y defeca en la corrida, porque le da pánico escénico? Peor si pensamos que en los toros no sólo éste es torturado, muchas veces los caballos de rejoneadores y/o picadores también caen heridos...Y ellos también sienten.

8. "El toro bravo nació para eso" El toro bravo fue criado y predeterminado por los criadores para ese destino. Fue un capricho y una voluntad humana, movida por diferentes intereses para los que el animal era un medio, lo que selló su suerte con ese destino. Ni Dios ni la patria ni la tradición hicieron del toro bravo lo que es. Fue el hombre quien lo manipuló y lo llevó a la medida de sus deseos. ¿Es justo darle vida a un animal para quitársela en un acto pleno de dolor y crueldad?

9. "El que quiera ver los toros que los vea, el que no que se vaya" Podría decirse lo mismo de la pedofilia: el que quiera hacerlo que lo haga, los otros, que hagan vista gorda y sigan su vida. Las temporadas taurinas, las escuelas y las ganaderías se financian con dineros públicos a través de donaciones, exenciones de pago de tasas, subsidios. Un porcentaje importante de personas que están contra las corridas de toros (68.8% de los españoles) no querrían que sus dineros fueran a dar al fomento de esta cruel tradición. Es fácil vivir la vida no mirando lo feo que ésta tiene. El regocijo en la tortura y la muerte de un animal son símbolos inequívocos de cierta decadencia -al estilo de la Roma del pan y el circo-. No podemos mirar hacia el lado cuando un animal sufre, y no tenemos reparo en reclamar frente a esto, tenga la tortura forma de torero, matarife, maltratador, vendedor de mascotas o empresario de entretenimientos que exploten animales...

Sé que algunos argumentos quedan fuera del artículo, pero creo que éstos resumen los más importantes. Finalmente, me pregunto ¿Por qué siempre han de darse argumentos contra las corridas de toros?: Acaso la crueldad ¿no es crueldad siempre, independientemente de si la víctima que la recibe es humano o animal?


domingo, 8 de marzo de 2009



Mario Benedetti

Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

Este hermoso poema de Mario Benedetti, es obviamente un canto a la alegría, pero una alegría vista desde la perspectiva de que no es un estado “natural” sino que requiere ser “defendida”, lo cual implica que va a ser “atacada” desde múltiples frentes: los propios de la fragilidad de la salud, los malos momentos económicos, las horas bajas de la melancolía y de toda una cuadrilla de humanos dispuestos a amargarnos la vida…pero también, y utilizando una paradoja humorística, Benedetti nos dice que incluso hay que defender la alegría de la imposición de estar alegres (me viene a la mente la Navidad y otros festejos de obligado regocijo), y para rematar la idea nos exhorta a guardarnos “del oportunismo y de los proxenetas de la risa”…


Y ahí quería desembocar yo: el otro día y en eso que hemos dado en llamar “navegar” por internet me encuentro con uno de los spots de apoyo a la campaña de nuestro actual presidente, el señor Zapatero. En él, como se recordará, un grupo de magníficos cantautores y artistas (y algún advenedizo) toman prestado el poema al que me refiero, convenientemente castrado y musicado por Serrat (un fallo lo tiene cualquiera, mi querido Joan Manuel, ego te absolvo) y utilizan y trastocan con fines cuanto menos dudosos, el que yo considero verdadero sentido del poema y que el autor expresa y resume en su última estrofa, olvidadizamente olvidada por nuestros amigos y que termina apelando a defender la alegría como un derecho frente a dios y sus designios, frente a las grandes mayúsculas (las ZP, por ejemplo) e incluso, añado yo, frente a esa alegría teatralizada, falsa, interesada y arrimada al poder de quienes en otros momentos (no todos) loaron con más seriedad y peligros otras opciones menos seguras, más arriesgadas.


Pero al desarrollo de esta transmutación ideológica de algunos dedicaré otro post menos visceral.

sábado, 7 de marzo de 2009


Camino

Ayer sucumbí a la tentación de ver “Camino” la multipremiada película de Javier Fesser.
Hoy me veo en la obligación de entonar un mea culpa por semejante atrevimiento y mostrar mi cabreo primero hacia mí mismo (esta noche me pondré el cilicio) y después hacia el director que me engatusó durante más de dos horas de una manera tramposa.

He leído unas cuantas críticas, la inmensa mayoría favorables, y las que no lo son no aportan demasiados argumentos que las sostengan.
Soy consciente de que escribir sobre Camino y, necesaria y consecuentemente, sobre el Opus Dei, es ya entrar al trapo, caer en la publicidad, aunque sea negativa, de tan Santa Institución.

Es el mismo problema que dicen tener los periodistas ante las acciones terroristas, ocultarlas es no informar, divulgarlas es amplificarlas.
En la película aparece un ratón, digitalizado y sin gracia, atrapado y liberado de la ratonera, (supongo que es una metáfora) que circula sin dirección precisa, probablemente hacia la jaula otra vez, tal parece su prisa y su desconcierto.

Para no caer en ese mismo despiste y dado que tengo dificultades con la crítica recurro a preguntarle directamente al director:

--¿qué pretendía usted al hacer esta película?--

Como no contesta y agotado el tiempo prudencial de silencio, aprovecho para espetarle:

-Si lo que usted quería era meternos el corazón en un puño, vale, conseguido; si quería situarnos ante una situación límite de dolor en primera persona y de sus padres en segunda ante un cáncer incurable de su hija/niña, también conseguido; si buscaba aterrorizarnos con las imágenes de operaciones quirúrgicas reales y ensañarse con nosotros mostrando primeros planos pues también chapeau…

-Pero… si perseguía mostrarnos lo malos que son los del Opus, ahí no, sólo está bien para una primera y superficial entrega de una serie televisiva (en la 2, a horas intempestivas) para gente que lo desconozca todo sobre la Obra y su Santo Fundador. Buen favor les ha hecho con presentarlos de forma tan ridícula, acartonada y maniquea.

Las gentes del Opus son más inteligentes, más poderosas y hasta más alegres que la cuadrilla de fantasmas: “los supuestos numerarios” que desfilan como zombis hacia el comedor después de haber sido servidos por las también siervas numerarias dirigidas por una aparente sádica amargada. Se lo han puesto como se lo pusieron a Fernando VII, a huevo: no hay más que darse un volteo por internet y constatar la cantidad de páginas que responden a la agresión con la mayor tranquilidad…

Permítame señor Fesser decirle que se ha equivocado con la edad de la niña y que ese pequeño detalle hace increíble buena parte de la narración porque:
-El pretendido enfrentamiento entre el amor al niñato y el dolor, el miedo a la muerte, las dudas y los planteamientos filosóficos sobre el más allá no son propios de tan tiernas criaturas. El beso final imaginado entre los niños resulta forzado, ñoño, pacato e impropio.

Eso sin contar con la pirueta del guión que hace coincidir los nombres para que en la agonía de la niña se confunda la invocación al Jesús-Hijo-de –Dios con el Jesús-Cuco-amiguito que simultáneamente actúa en la representación teatral infantil en la que ella también debería estar, e imaginando a otros amiguitos a los que nombra y que por ser uno negro y otro feo, el sacerdote transfigura en demonios a los que hay que exorcizar a base de chorros de agua bendita.

Disculpemos al sacerdote que, al contrario que el espectador no tiene acceso a las alucinaciones y actúa de buena fe, dispuesto a que nadie ni nada desmerezca las últimas páginas de un curriculum de santoral.

-Las continuas ensoñaciones con colores imposibles (entre Heidi y Amelie) con ratoncitos, florecillas y ángeles de la guarda algo cabroncetes, sí podrían ser creíbles con los once años de la protagonista pero no con los de la adolescente de la historia real en la que quiere basarse. Aquí se le ve el plumero al director de películas como “Pepe Pinto” y “Mortadelo y Filemón”.


Recapitulo: si la intención última del director era contribuir modestamente a poner su granito de arena en la beatificación y posterior santificación de Alexia lo ha logrado. Si ha pretendido hacer una denuncia seria y demoledora de una secta que pretende convertir el sufrimiento infantil en alabanza al Altísimo y motivo de alegría (aplausos incluidos por la buena muerte), y de la renuncia a la felicidad y la esclavización laboral motivo de santidad se ha quedado muy corto. Se le ha quedado en el tintero, para empezar, el infinito amor al poder y al dinero…y a partir de ahí, usted mismo.

Le aconsejo que su próxima película trate sobre el sacrificio de un niño necesitado de una transfusión sanguínea a la que se niegan sus padres, Testigos de Jehová. Le será más fácil y además los “testigos de base” son buena gente y se conformarán con que los escuche y le compren sus revistas primorosamente ilustradas (Atalaya y Despertad) que podrá emplear para ilustrar su melodrama.

Termino como empecé: la culpa del mal rato es mía, por cotilla. Debería haberme comprado el Hola y no salpicar con mi imbecilidad la inocencia y el martirio de la Alexia real, que en paz descanse.

domingo, 1 de marzo de 2009



Los días del pasado

No me voy a poner en la difícil tesitura de tener que elegir entre esta película, “Los santos inocentes” y alguna otra, para valorar la que a mí me parece la mejor realización de Mario Camus.


Comienzo por ésta porque la acabo de ver por tercera vez y porque por tercera vez se me ha puesto en marcha la salinidad lacrimal.


Me parece, en primer lugar, que Camus tuvo la enorme valentía y demostró su fino olfato al confiar los papeles protagonistas a dos personas que, a priori, no se habían destacado en el campo interpretativo: Pepa Flores (ex Marisol) no había hecho más que películas anodinas y algunas hasta sonrojantes, tampoco de su faceta como cantante se podían emitir grandes alabanzas; Antonio Gades sí había demostrado sus extraordinarias facultades como bailarín, pero no había tenido ocasión de revelar su potencial actoral.


Acertó plenamente: Pepa hizo el mejor papel de su carrera y Antonio compuso su papel dotándolo de una sobriedad y de un registro acorde con el personaje duro y tierno que exigía el guión. Como en otras ocasiones el cine español no ha sabido exprimir después esas cualidades.

La localización de la historia y la elección de Hans Burman como encargado de fotografiarla son otros tantos a favor del director: su forma de “ver” el paisaje y la iluminación de los interiores crean la atmósfera claustrofóbica que conviene al relato. Hace que rezume la tristeza y transmite el frío exterior e interior de forma que llegas a sentirlo en carne propia. (La escena de Juana/Pepa tiritando al desvestirse o la de Antonio obligado a lavarse a regañadientes antes de acostarse con ella, son dos claros ejemplos de lo que digo).


Pero vayamos al argumento: Una maestra rural se desplaza desde su Málaga natal hasta un pueblecito brumoso del Norte con la esperanza de reencontrarse con su amado, quien, después de haber perdido una guerra, haber trabajado esclavizado en un campo de concentración argelino y haber combatido en otra guerra, retorna a su país y se incorpora a la guerrilla antifranquista.

El ambiente que encuentra es hostil en lo climático pero no en lo social, los niños la acogen con alegría, la misma que ella transmite con su acento andaluz, con sus ojos del color del Mediterráneo, sus juegos y sus canciones infantiles; hasta el mismo inspector escolar (magnífico Manuel Alexandre) la trata con deferencia y cariño.

Pero esa alegría, digamos visceral, no es capaz de esconder la amargura, la tristeza, el miedo y el desarraigo que le va calando conforme pasan los días y no encuentra la forma de tener noticias de Antonio. En el pueblo corren rumores de que un grupo de maquis anda por la zona, que realizan algún tímido acto de sabotaje…pero la gente no quiere ver, no quiere hablar, está asustada, narcotizada.


Al fin, un alumno, enlace con la guerrilla, tras muchos titubeos le da una pista real que acaba propiciando el deseado encuentro. Aquí encontramos uno de los momentos de genialidad del director: después de seis años de separación y con la carga de sufrimiento que han acumulado en ese tiempo, el proceso de acercamiento, la aproximación, es tímida, contenida, amorosamente tibia. Parece omnipresente la fugacidad del momento, la desconfianza en un futuro juntos. Él está convencido de estar haciendo lo que tiene que hacer por encima de cualquier otra consideración; ella está cansada, derrotada, quiere volver a su tierra, recuperar el sol y la paz, aunque sea de cementerio.

El otro momento cumbre de la película es el retrato del estado de ánimo de los maquis; son conscientes de que la batalla está perdida pero los ideales se mantienen íntegros y cuando uno de ellos expresa su duda sobre la misión que los mantiene en un estado de acoso y derribo con tan pocas esperanzas de éxito, el capitán pregunta al que está de guardia:

--Que dice éste que porqué estamos aquí

--Estamos, ¿no?--.
Responde el otro con dudosa rotundidad .

--Pues eso, estamos--. Confirma el capitán.


Juana, ya de vuelta al Sur, en una escuela luminosa, oye recitar con la mirada perdida (pero ahora el vestido es de colores vivos, y la manga, corta) a otros alumnos que con la misma voz insegura, relatan el curso de los ríos que nacen, crecen, reciben afluentes y van a morir al mar.

Se escuchan superpuestos los tableteos de los fusiles ametralladores sobre un fondo de bosques allá en el Norte…