domingo, 30 de noviembre de 2008


Desde mi ateísmo, agnosticismo, descreimiento, escepticismo…difícil elegir la palabra que precise mi actitud ante el Universo y la Vida cuyo nacimiento, evolución, leyes y normas se me escapan…y ante los cuales, yo, hormiguita, no me atrevo a colocarme una etiqueta definitoria o definitiva, que consideraría presuntuosa.
Por eso, y porque la inmensa figura de Ernesto Cardenal (como hombre, como persona) me merece tanto respeto, es por lo que desde mi ateísmo y todos los demás –ismos, tomo prestado--con su permiso, que considero otorgado-- su poema/oración para homenajear a Norma/Marilyn aunque esté escrita desde su profundo cristianismo.
Soy consciente de que el solo hecho de “centrarme” en Marilyn ya me sitúa en el multitudinario rebaño de los que contribuimos a mantener el mito, y que de haber sido fea o gorda o simplemente normal no estaría en esta página ni en tantas otras. Millones de niñas explotadas, ablacionadas, maltratadas, violadas…merecerían mucho más ese poema, o mejor: el cariño, la ayuda, la solidaridad, etc.
Pero, ¿qué queréis que haga? Soy un hijo de mi tiempo y siempre quise tener una novia como Norma Jean, así como a Cardenal, supongo, le hubiera gustado tenerla en sus filas como cristiana revolucionaria. Me absuelvo, pues, de mi pecado.


ORACIÓN POR MARILYN MONROE
(Ernesto Cardenal)



Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra
con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la
huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había
querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor
en este mundo contaminado de pecados y radiactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-El de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónale Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.

Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse
en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un
baile en Río la recepción en la mansión del Duque
y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.

Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles)
contesta Tú el teléfono!

martes, 25 de noviembre de 2008


Paco Ibáñez no tiene una gran voz.
Paco Ibáñez no es un concertista de guitarra.
Paco Ibáñez es más, mucho más que una voz cascada por el tabaco y el alcohol y que una guitarra que suple con mucha dignidad esa carencia.
Paco Ibáñez es un recreador de poemas, es un poeta de la poesía ajena.
Paco Ibáñez hace tan suya la poesía, la transmite con tanta sensibilidad que hace el milagro de que llegues a sentir que la poesía que no es suya, repito, pase a serlo… y no sólo “suya”, sino “nuestra”.
Estos poemas de Goytisolo son una prueba de lo que digo, ustedes dirán…


PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.



Autobiografía


Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste
y mi padre decía
mirándome y moviendo la cabeza: hijo mío
no sirves para nada.

Después me fui al colegio
con pan y con adioses
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño
no sirves para nada.

Vino luego la guerra
la muerte –yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron
yo triste seguí oyendo:
no sirves para nada.

Y cuando me pusieron
los pantalones largos
la tristeza en seguida
cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.

En la calle en las aulas
odiando y aprendiendo
la injusticia y sus leyes
me perseguía siempre
la triste cantinela:
no sirves para nada.

De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día
la muchacha que amo
me dijo y era alegre:
no sirves para nada.

Ahora vivo con ella
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña a la que a veces digo
también con alegría:
no sirves para nada.

viernes, 21 de noviembre de 2008


La mujer del cuadro
Fritz Lang. USA.1944

Probablemente no era la primera vez que veía esta película, pero como no me acordaba absolutamente de nada, la vi anoche como si de un estreno se tratase.
Pecado mortal lo que voy a decir: me aburrí soberanamente.
Si únicamente de esta taxativa apreciación dependiera mi amistad con algunos amigos cinéfilos y amantes, además, de la novela negra y de su transcripción al cine, tengo por seguro que me negarían el saludo, el pan y la sal. Esperemos que no, que sean condescendientes y atribuyan mi crítica a mi ignorancia, a mi aburrimiento (esta vez el vital), a ganas de epatar o simplemente a “cosas de Javier-Quercus”.
Argumento: un señor a un puro pegado, bajito, feo, y con un buzón por boca, que dice estar en la cuarentena (mentira a todas luces), casado y profesor ayudante de psicología tiene una aventura extramatrimonial con una señora que no es la propia, de profesión prostituta de lujo, de muy buen ver y que está retratada en su pose más elegante e inocente en una tienda cercana al lugar donde él y un par de amiguetes, también profesionales del puro y el whisky se entretienen hablando de sus cosas.
Todos ellos son fervientes admiradores de la señora del cuadro, que por lo visto no se vende (el cuadro, la señora sí), aunque sabemos por sus conversaciones lo inalcanzable y lo inapropiado que para sus edades y estatus sería tener una aventura con ella en el caso de presentarse la ocasión.
Dicho y sucedido: cuando el profesor está extasiado mirando el cuadro, el cristal superpone a la pintura la verdadera y real imagen de “ella”, que sin casi mediar palabra lo invita a su casa para mostrarle más cuadros, se supone que en posturas más sugerentes. Él como un zombi se deja arrastrar y antes de que puedan llegar a ninguna “escena de sofá” aparece otro señor, que es su celoso y talludito amante y se quiere cargar al desprevenido profe. Casi lo ahoga, oiga, pero la chica le presta unas tijeras con las que poderle abrir unas cuantas brechas en la chaqueta y tejidos subyacentes al rijoso ricachón (esto se deduce por la amplitud y la decoración del piso que le tiene puesto). Consecuencia de las heridas y de forma instantánea y casi sin derramar una gotita de sangre muere el agresor/agredido.
¿Qué hacer con el cadáver? Pues lo normal, deshacerse de él en un lugar tan inhóspito e inencontrable como para que un boy-scout, sector Mcdonalds lo halle prestamente y haga publicidad directa de su educativa organización. Previamente el profe ha dejado las pistas suficientes en forma de huellas de neumáticos, restos de tela del abrigo, cortes visibles con un alambre de espino, olvido de sombrero, etc.
Para más inri el encargado de la investigación es su amigo el fiscal que lo va poniendo al corriente de los sucesivos hallazgos, rápidamente hilvanados como fruto de la moderna inteligencia científica de la policía y a los que nuestro héroe va respondiendo con meteduras de pata propias de quien es sabedor de lo ocurrido. Menos mal que los amigos son los amigos y no se le ocurre al fiscal preguntarle si había sido él, porque de haberlo hecho hubiera confesado sus culpas y el otro lo hubiera perdonado u ocultado los pecadillos, a cambio, claro, de un: ¿A ver cuándo me la presentas y aquí no ha pasado nada? Pero no, así que la película continúa, ahora con la inclusión de un nuevo personaje: un expolicía corrupto, reconvertido en detective privado a las órdenes del fiambre para vigilar los previsibles devaneos de la moza.Tarea harto cómoda porque ella acude con asiduidad a observar el semblante de los que miran su cuadro, como ya hemos contado.
En fin, chantaje al canto, la cosa se complica ¿cómo deshacerse del sabueso? Fácil, su otro amigo, el médico, le ha recetado al profe unos polvitos para descansar pero advirtiéndole que del reparador descanso al descanso eterno hay un paso y que además la pócima no deja signos de otra muerte que no sea la de siempre, de la que todos morimos: parada cardio-respiratoria.
La cosa está clara, cuando acuda el chantajista ella le pone un whisky “triple mortal” y ya sabiendo por experiencia lo que hay que hacer con los cadáveres, pues eso, a la marcha. ¿Os imagináis que el detective va a caer en tan elaborada trampa? No. Coge el dinero y corre, como Woody Allen, se encuentra con la policía, hay un tiroteo y cae víctima de los certeros disparos de ésta.
Nuestro profe, abrumado por los remordimientos y ya seguro a esta alturas de que lo suyo no es el crimen, ni la aventura, ni la psicología, decide provocarse la mencionada parada vital mientras suena el teléfono, negro y alámbrico como dios manda, para informarle de que el peligro ha pasado. Pero ya es tarde…el sopor lo invade y la muerte parece llamar a su puerta.
Otra vez no, quien llama a su oreja es el conserje que le da cuenta de la hora a la que debía despertarlo.
Todo ha sido una pesadilla, así que cuando nuestro hombre sale a la calle, mira el cuadro y una señorita le pide fuego con aviesas intenciones, él, ya alertado por el ángel de las buenas costumbres corre despavorido a esperar a su santa señora, ignorante (o no) del imbécil que tiene por marido.
Post scriptum: Valiosa joya del film noir, dirigida e interpretada magistralmente, rodada en un contrastado blanco y negro, con la noche y la lluvia como marco casi permanente, lo que la dota de un ambiente angustioso y opresivo, alegoría sin duda del sórdido clima social de aquellos años cuarenta en los EE.UU.
El guión como se habrá podido apreciar nos muestra una inteligencia y una estructura estudiada milimétricamente, sólo comparable a las mejores películas de Hitchcock.
En el plano estético la película es deudora del expresionismo alemán…
Calificación: 10

jueves, 20 de noviembre de 2008


domingo, 16 de noviembre de 2008


Me gusta José Agustín Goytisolo.
Partiendo de esta premisa, me permito acudir a las grandes posibilidades que internet me ofrece para copiar-y-pegar dos poemas, que darían pie a un sesudo comentario de cómo una persona, según su estado de ánimo y sus circunstancias vitales del momento pueden llevarle a escribir en registros aparentemente tan distintos y distantes.

QUIERO TODO ESTO

Quiero ser informado de todo lo que ocurre al más alto nivel
Quiero ver a la gente uno por uno
Quiero que me amnistíen por todo lo que pienso hacer de
ahora en adelante
Quiero entrar en los cines sin pagar
Quiero que una persona de fiar escoja mis camisas y nunca se
equivoque
Quiero un informe sobre el comportamiento sexual de los
sexólogos
Quiero que los cocineros no sean obscenos
Quiero que ordenen llevar camisa azul a todos los que en su
día la llevaron
Quiero que no me den gato por liebre
Quiero que el socialismo vaya sin más directamente al grano
Quiero aprender inglés en 15 días
Quiero saber con precisión exacta la verdadera forma del
Universo
Quiero que los croissants siempre estén calentitos y sabrosos
Quiero misas de culo y en latín
Quiero saber si el papel higiénico de la Real Academia limpia
fija y da esplendor
Quiero ser la Madre Abadesa
Quiero que se prohiban los canalones y la plusvalía
Quiero que el Imperio Romano no siga decayendo de este
modo
Quiero que fichen a la policía
Quiero comer Potitos Bledine
Quiero el control de natalidad con carácter retroactivo
Quiero que se sepa que el Presidente de U.S.A. barre para su
casa de una manera descarada
Quiero amor
Quiero lanzarme en plancha y rematar marcando el sexto gol al
Real Madrid
Quiero que Manolo no se quede calvo
Quiero saber si alguien me está robando los calzoncillos
Quiero entablar un Juicio
Quiero volver a merendar en la terraza con mis primas y Tía
Catalina
Quiero que me homologuen en Ohio
Quiero que alguien me nombre su Delegado en el Exterior
Quiero que Reus sea puerto de mar
Quiero que me devuelvan la gabardina que me quitaron el 17
de Noviembre de 1949 en el Cine Carretas
Quiero que Dios exista
Quiero que los Catedráticos de estética no sean tan feos
Quiero ser de derechas
Quiero jugar al mus
Quiero que no menoscaben mi integridad
Quiero tener aparcamiento reservado dondequiera que vaya
Quiero bailar rock
Quiero que le salga un sarpullido al Santo Padre
Quiero una mantita en la barriga a la hora de la siesta
Quiero que se firmen todos los acuerdos
Quiero destituir a Bing Crosby de un modo fulminante
Quiero fugarme con la morterada
Quiero comer centollo con Julia y con la Ton
Quiero triunfar como una bestia
Quiero que no se me invite otra vez a disolverme pacíficamente
Quiero que emplumen a San Valentín
Quiero que Cataluña llegue hasta el Tirol
Quiero un felpudo igual que el del vecino
Quiero considerar seriamente la posibilidad de que me
expulsen de cualquier país
Quiero unas garantías mínimas
Quiero que se suprima la circulación periférica
Quiero que en las cajas de quesitos hayan más quesitos
Quiero a las Islas Filipinas
Quiero que se eliminen las condiciones objetivas ya que por
culpa de ellas todo sale mal
Quiero que no tiren más a nuestras mujeres
Quiero tirarme a alguien
Quiero controlar el gasto Público partida por partida
Quiero ser bueno
Quiero que se me paguen daños y perjuicios
Quiero que cada pueblo tenga el gobierno que no se merezca
Quiero que no me avergüencen más en las autopistas
Quiero que no haya clase obrera
Quiero que trasladen las Fallas de Valencia
Quiero que no vuelvan los buenos tiempos
Quiero revolcarme en la alfombra del Hotel des Templaires
Quiero ser hábilmente interrogado para cantarlo todo a la
primera friega
Quiero sardinas en escabeche y pan tostado con aceite y sal
Quiero ascender por méritos de guerra
Quiero que se me incapacite legalmente para no ser ya nunca
responsable de nada
Quiero que no me maten la ilusión
Quiero que no vuelvan a salir goteras en el techo
Quiero que todo el mundo cobre más
Quiero que no se me hinche la barriga
Quiero que me convenzan
Quiero un poco de caridad cristiana
Quiero que todos pasen por el tubo
Quiero un nuevo cepillo de dientes.

Quiero todo esto.
Yo no puedo seguir viviendo así:
es una decisión irrevocable





EN ESTE MISMO INSTANTE...

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados

viernes, 14 de noviembre de 2008




NOSTALGIAS

Esta mañana fumaba paseando por el jardín (o paseaba para fumar, no sé) que rodea el edificio donde trabajo. Es un lugar hermoso pero sembrado de cadáveres, de fantasmas de compañeros que ya no están pero con los que sigo conversando porque sus huellas aún no se han borrado; persisten en los detalles minúsculos que sólo creo ver yo: este árbol lo plantó "x"; aquellos macizos de plantas aromáticas eran la ilusión de "y"; esta otra planta exótica la trajo "z", con pocas esperanzas, por cierto, de que sobreviviera pero que está ahí , no sé si añorando su país de origen o a quién tanto la mimó.
Inevitablemente tengo que contener las lágrimas, sustituirlas por una profunda bocanada de humo que llena mis pulmones, no como el tóxico que acabará matándome sino como la sustitución de la aprehensión de sus almas que me llevo al interior, a las cavernas de mi ser.
Pero, paradójicamente, siento una especie de felicidad absurda: me encuentro acompañado, de ninguno de ellos he visto sus cuerpos inertes, disfrazados, fríos… sus rostros y sus cuerpos, por tanto, siguen siendo los mismos, los que espero encontrar en cualquier momento.
Vive en mi mente el gesto complaciente (o de rechazo) ante el cigarro ofrecido y los minutos de charla amigable; detrás de los comentarios más o menos intrascendentes está la mirada de quien, con el paso de los años, ha visto en mí y yo en él, las huellas que te van moldeando la cara, la expresión; el desencanto que te va habitando poco a poco y que se instala hasta en tu forma de caminar, de subir la escalera y hasta en la firma de control horario, firma que es cada vez más garabato, cada vez más nada.
Os añoro, compañeros: mañana seguiré paseando y repetiré el mismo gesto de ofrecer un cigarro para justificar el rato de charla que imaginaré.
Esta mañana fumaba paseando por el jardín que rodea el edificio donde trabajo. Es un lugar hermoso pero sembrado de cadáveres, de fantasmas de compañeros que ya no están pero con los que sigo conversando porque sus huellas aún no se han borrado; persisten en los detalles minúsculos que solo creo ver yo: este árbol lo plantó "x"; aquellos macizos de plantas aromáticas eran la ilusión de "y"; esta otra planta exótica la trajo "z"(con pocas esperanzas, por cierto, de que sobreviviera),pero que está ahí ,no sé si añorando su país de origen o a quién tanto la mimó.
Inevitablemente tengo que contener las lágrimas, sustituirlas por una profunda bocanada de humo que llena mis pulmones, no como el tóxico que acabará matándome sino como la sustitución de la aprehensión de sus almas que me llevo al interior, a las cavernas de mi ser.
Pero, paradójicamente, siento una especie de felicidad absurda: me encuentro acompañado, de ninguno de ellos he visto sus cuerpos inertes… sus rostros y sus cuerpos, por tanto, siguen siendo los mismos, los que espero encontrar en cualquier momento. Vive en mi mente el gesto complaciente o de rechazo ante el cigarro ofrecido y los minutos de charla amigable; detrás de los comentarios más o menos intrascendentes está la mirada de quien, con el paso de los años, ha visto, ve, las huellas que te van moldeando la cara, la expresión; el desencanto que te va habitando poco a poco y que se instala hasta en tu forma de caminar, de subir la escalera y hasta en la firma de control horario, firma que es cada vez más garabato, cada vez más nada.
Os añoro, compañeros: mañana seguiré paseando y repetiré el mismo gesto de ofrecer un cigarro para justificar el rato de charla que imaginaré.

martes, 11 de noviembre de 2008


París, ¿1975?
Entramos en un cine donde proyectan “Saló o los 120 días de Sodoma”. Esperamos ver una película porno dirigida sorprendentemente por un director de culto: Pier Paolo Pasolini. La sala es pequeña, acogedora, está repleta y la gente da muestras de inquietud antes de empezar la sesión; hablan mucho, aunque no con el alto tono de voz que nos delata a los españolitos fuera y dentro de nuestras fronteras.
Nosotros, dos parejas, observamos con extrañeza que los gabachos no responden al tipo de público que imaginamos como amantes de este tipo de cine, nos parecen “normales” y lo atribuimos a que “La France c´est la France”. En España, como después pudimos comprobar la tipología de los asiduos a las salas “x” era la de: personas entre la tercera y la eterna juventud, pajilleras, homosexuales en busca de ligue, estudiantes de ginecología, adolescentes curiosos por averiguar de una vez por todas dónde está el clítoris, raritos sin clasificar y un señor de Jaén que pasaba por allí.
Empieza la película, se hace la oscuridad, se instala el silencio y comprobamos que como era de esperar (¡pero estúpidamente no lo esperábamos!),que la peli está en perfecto idioma extranjero, con lo cual, después de varias interconsultas seguidas de reiterados ¡chiiist! decidimos que cada uno se arregle con sus pobres conocimientos adquiridos en el bachillerato; después de todo de lo que se trataba era de coger “tono vital” y presumir en la Espagne de cosmopolitismo.
Pero, coño, aquello no era una película porno, aquello era otra cosa. Las escenas se iban sucediendo y al rato la mitad del respetable había decidido que su mente no estaba para esos traqueteos emocionales.
Nosotros, resistiendo, como era de esperar en patriotas de pro, hijos del glorioso imperio donde no se ponía el sol. Las del sexo débil, cuando llegó la segunda parte, dijeron que no eran del mismo Bilbao y que les había bajado la dosis de nicotina y hasta la regla. Y los hombres, impasible el ademán, erre que erre, aguantando. La sala ya estaba terciada y nuestros ánimos decaían, nos miramos ambos dos y decidimos que había que echarle cojones, que los españoles apagaríamos la luz cuando ya no quedara nadie.
Por Tutatis,(Obelix dixit),que nos la tragamos enterita pero esa noche ni cenamos ni ná de ná...
Transcurrido el tiempo y en un segundo visionado, ya en la lengua materna del que esto escribe, el impacto fue el mismo pero disculpando la mala leche de Pier Paolo por haber creado el alegato antifascista más grande de la historia cinematográfica. Eso sí, no la vuelvo a ver, juro por Yahvé, que alabado sea su santo nombre (y también el de Jehová, que aún siendo el mismo tenía también la afición de usar uno, otro, o ninguno, según sus ganas de despistar a los sufridos judíos, que por cierto, además no lo podían utilizar en vano).
Y así fue como conocí a Pier Paolo: un chico director de cine, comunista, homosexual, intelectual, ensayista y poeta...asesinado por cualquiera de esos rasgos definitorios de su compleja y apasionante personalidad. ¡Por menos acabaron con García Lorca!

lunes, 10 de noviembre de 2008





Hoy he dedicado casi todo el día a leer, así que después de empaparme de tanta buena literatura no podría escribir algo propio sin sentir vergüenza.
Os ofrezco,a cambio,(¡y qué cambio!),la palabra de uno de mis poetas más admirados y la sonrisa más hermosa de todas las sonrisas.
(Las discrepancias en la elección,si las hubiere,las dirimimos en los "comentarios")







LA TERCERA MEMORIA


Todos tenemos un instante en que
nos entra una tristeza pegajosa,
y la vida, quedándose al desnudo,
se nos muestra como algo sin sentido.

Frío de muerte llena las entrañas.
Pero, para vencerlo, golpeamos
sin fuerza apenas a las puertas de la memoria,
como quien va a una hermana de la caridad.

A veces, sin embargo, hay dentro de nosotros
tanta noche y es tanta la ruina,
que ayudarnos no puede la memoria,
ni la del corazón, ni la de la razón.

Se nos apaga el brillo de los ojos.
Y la conversación, los movimientos...
todo se apaga. Pero existe aún
la tercera memoria: la del cuerpo.

Que recuerden los pies
el polvo y el calor de la carretera,
la hierba fresca
cuando descalzos caminaban.

Que recuerde la mejilla con ternura
cómo, tras una riña, la consolaba
la agradable aspereza de la lengua
del perro, que todo lo comprende.

Que recuerde la frente, avergonzada,
cómo, bendiciéndola,
un beso la rozaba, apenas la rozaba,
descubriéndole toda la ternura de madre.

Que los dedos recuerden los pinos, el trigo,
y la lluvia casi imperceptible,
y el temblor del gorrión,
y las crines nerviosas del caballo.

Que los labios recuerden otros labios.
Hay hielo y fuego en ellos. Hay tinieblas y hay luz
Todo el mundo contienen, impregnado
de aroma de naranjas y de nieve.

Y entonces pedirás a la vida perdón.
y le dirás: “A ciegas te acusaba”.
Absuélveme del grave pecado
de mi absurda irritación.

Y si la maravilla de este mundo
es preciso pagarla
con un precio cruel,
no importa, yo lo acepto.

Pero ¿acaso el capricho del destino,
los golpes y las pérdidas,
son un precio tan alto por gozar
las maravillas que la vida ofrece?

Evgueni Evtuchenko

viernes, 7 de noviembre de 2008





Las hojas de acanto


Los distintos profesores que nos explicaron que en el orden arquitectónico corintio, el más bello de los tres órdenes clásicos, el capitel de las columnas estaba adornado por hojas de acanto, nunca nos aclararon de que planta hablaban ni nosotros en nuestra pobre cultura botánica conocimos tales famosas hojas (creo que ellos tampoco).
Supongo que hasta pensábamos que debía ser una especie extinguida o cuanto menos en extremo exótica; pero no, la planta en cuestión es muy frecuente en estas latitudes y hasta en el modesto jardín que rodea mi centro de trabajo hay varios Acanthus mollis, así que desde aquí les brindo una fotografía …para su conocimiento y efectos oportunos.
Hubiera sido fácil mostrárnosla pero quien sabe si no lo hicieron para no romper el encanto de aquella palabra sonora y misteriosa que en su forma pétrea tiene una simetría y un equilibrio que no se da en la realidad. Dejémoslo en la duda...

lunes, 3 de noviembre de 2008

Contradicciones




A partir de cierta edad uno debe asumir con tranquilidad/resignación sus contradicciones…

Me pasó ayer: vi una película “Made in Holliwood” del año 1964. Una comedia amable, con muchos colorines y un reparto de lujo: Natalie Wood, Tony Curtis, Henry Fonda, Lauren Bacall…“La pícara soltera” se titulaba.

Apareció el “the end” y yo debía tener aún la sonrisa idiota de quien ha quedado prendado del encanto de ella, de las gracias de él, del buen hacer de todos los actores, del final feliz, del triunfo del amor, de la resolución de los equívocos ,etc.

Había vuelto a una época de cine de barrio, de domingo por la tarde, de evasión semanal de un medio hostil y gris para integrarme por unas horas en un tiempo y en un espacio donde no había conflictos (o estos eran falsos y resolubles) y donde la vida era sonriente y bella.

Luego, ya con el cepillo de dientes en la mano, pensé en todas las connotaciones ideológicas reaccionarias de la película y como esos valores (no los voy a explicitar por consabidos), nos fueron conformando una manera de pensar sin que opusiésemos resistencia y que nos parecían la manera natural de estar en el mundo y el modelo de vida al que teníamos derecho a aspirar.

Bueno, pues a pesar de esa reflexión (simplona, pero real), en la almohada todavía persistía la mirada pícaramente inocente de la hermosísima Natalie y la estúpida sonrisa en mi mente.

¡Qué le vamos a hacer!

Pues eso, asumir las contradicciones.