sábado, 14 de marzo de 2009


Iniciar el retorno con las alas plegadas

Lamerse las heridas en el espacio incierto


Proponer los empastes a las caries del tiempo


Levantar la muralla al punzante recuerdo


Recomponer las yemas ateridas de invierno


Y florecer de nuevo…¡como un almendro!




Javier

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Florecer como un almendro...es muy poético, el inconveniente es que en cuanto sopla algo de viento, las hojas se caen, por eso prefiero ser una caña de bambú, que aunque silve la tempestad no se rompe, y pasado el vendaval se endereza, se que no es fácil, pero es posible se así, todo es cuestión de empezar.

Anónimo dijo...

Sorry, SILBAR

Anónimo dijo...

Quercus, que opinas de la actriz Kathy Bates?...
Lakshmi.

Ángel Fondo dijo...

Quercus, una reflexión sobre tu bello poema podría ser:
Después del derrumbe de una casa compartida hay un intento de retorno a la propia o lo que ha quedado de ella tras el espejismo engañoso, y tal vez se debiera exponer la herida a la intemperie, al sol de ese amor propio en el que el tiempo pasa y se cicatriza con una renovada piel asentada en el olvido. Sin poder evitar entrar en un letargo, se intenta asumir la espera hasta la llegada de alguna nueva alteración, de la paradójica dádiva consistente en ansiar una nueva celada.
No es nada fácil levantar esa muralla “al punzante recuerdo” pues la memoria tiene la mirada sobria y un estilete alargado que siempre queda profundamente enterrado cuando hiere.
Celebro leer ese esperanzado final, el almendro es una imagen perfecta para representar líricamente el renacer.

Hasta siempre.