martes, 23 de diciembre de 2008


Sobre: “Aritmética emocional”, película canadiense dirigida por Paolo Barzman en 2007.
Miren ustedes: estoy hasta la calva de películas sobre el Holocausto dirigidas por judíos y/o basadas en novelas escritas por judíos.
¡Claro que no hay que olvidar aquella masacre y que hay que evitar que se repita!
¡Claro que seis millones de seres humanos asesinados merecen ser recordados!
Pero, por favor, no hace falta que cada director judío haga su película sobre el tema y aún menos que se apropien del término como si el “pueblo elegido por Yahvé” fuese el único víctima del terror y la sinrazón humanas. En ese mismo Holocausto fueron exterminados varios millones de: civiles eslavos, polacos no judíos, prisioneros de guerra soviéticos, disidentes políticos, gitanos, discapacitados, homosexuales, Testigos de Jehová… No he visto ninguna película sobre el holocausto gitano, por poner un ejemplo, supongo que porque los gitanos no tienen grandes productores ni grandes directores.
De los otros genocidios, anteriores y posteriores históricamente tampoco hay grandes películas y, desde luego, no fueron menores: mis antepasados españoles, al igual que los ingleses, franceses, holandeses, portugueses no fueron precisamente un ejemplo de “alianza de civilizaciones”…En fin, si no fuera tan largo incluiría aquí un artículo de James Petras, publicado en la revista Laberinto nº21.
Pero volviendo a la película, sólo un detalle: ¿Es creíble que una niña en un campo de concentración y exterminio conserve una libreta de grandes dimensiones donde apunta toda la “aritmética” de salidas y entradas de víctimas sin ser cazada? ¿Escribía con lápiz? No, en la película la lluvia borra lo escrito… luego lo hacía con tinta, pluma, tintero…Vamos,¡increible!
Pero lo que más me altera es que las magníficas actuaciones de grandes monstruos como Susan Sarandon, Max von Sidow, Chistopher Plummer, etc., a quienes tanto admiro, casi consiguieran llevarme al huerto emocional.
Mi homenaje, y no será el único, a Chaplin que, sin ser judío, denunció a su manera (y de qué manera) en “El gran dictador” lo que se avecinaba…y pagó su precio por "adelantarse a las órdenes oportunas", tal como hicieron los Grandes Estudios de Hollywood fundados y dirigidos por magnates judíos que sí obedecieron las consignas de mirar hacia otro lado hasta que los EE.UU entraran en la guerra.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No he visto la película. Piso terreno resbaladizo pero, conociéndole como le conozco, me extraña mucho su comentario.
El punto de partida no debe ser, creo, reprochar a los artistas de origen judío su empeño, su obstinación, si usted quiere, en rastrear, en explicar o en denunciar aquella tragedia. El problema será, como usted dice en su post, conocer por qué otras etnias, pueblos o minorías que han sido víctimas de genocidios similares no lo han hecho.
Y como sustrato de las matizaciones del párrafo anterior subyace el gran enigma: ¿cómo es posible la aparición y consolidación de los totalitarismos?
En otras entradas que he hecho en su blog no he tenido problemas a la hora de citar a los clásicos, no como argumento de autoridad, eso no es para mí nunca un argumento, sino como un homenaje. En este caso, y le aseguro que será una excepción, voy a incumplir mi deontología bloguera: “aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”, o algo por el estilo que dijo George Santayana.
Busco rápido el artículo que recomienda de James Petras.
Comparto su admiración por Susan Sarandon, Max Von Sidow o Charles Chaplin.
La fotografía que ilustra el comentario es toda una declaración de principios: hay tanta humanidad en ella que consigue desvanecer todas las distinciones basadas en el color de la piel.
X & Cia.

Ángel Fondo dijo...

Mas allá de un largometraje concreto, que no he visto, y dejando bien claro mi reconocimiento al justo y necesario derecho del pueblo judío de mostrar esa enorme infamia, ese monstruoso intento de exterminio del que fueron principales protagonistas. Además, reconociéndome gustosamente como un admirador de muchos de los intelectuales y científicos que ha dado su cultura, no puedo evitar encontrar una reflexión en el aire y una inevitable pregunta: ¿Hasta dónde van ha llegar los israelitas en relación al pueblo palestino?
Los últimos acontecimientos confirman la enorme dificultad que existe para poder solucionar un conflicto en el que la apabullante fuerza del gato no parece tener conmiseración alguna con el diminuto ratón. Una pancarta reza desde las imágenes que brinda la televisión: HOLOCAUSTO PALESTINO. Algunos quieren hablar de posibles paralelismos de hechos (no de formas).
Partiendo de la misma reflexión, se plantea la segunda pregunta: ¿Qué fue lo que aprendieron los judíos de sus verdugos después de tan amarga experiencia?

Yo, por mi parte, voy a seguir creyendo en la humanidad y en el triunfo de la razón, al menos en estas fechas.

Un abrazo.

Quercus dijo...

En febrero de 2006, la revista “El jueves”, durante el conflicto por la publicación de una caricatura de Mahoma en Francia, sacó una portada con el siguiente texto: “Íbamos a dibujar a Mahoma…pero nos hemos cagao”.
Consciente yo también de lo resbaladizo y vidrioso que sería intentar opinar a fondo sobre los judíos, el sionismo, la creación del Estado de Israel, etc. me limito a copiar el siguiente texto:
TeleSUR _ 08/05/08 -“No celebraremos el aniversario de Israel”, éste es el título de una carta abierta firmada por más de 100 personalidades judías, entre las cuales Harold Pinter, Paul Kaufman, Bella Freud, Stephen Fry o Sylvia Cohen.

Publicada el pasado 30 de abril en el periódico británico The Guardian, la carta argumenta que “no podemos celebrar el nacimiento de un Estado fundado en el terrorismo, las masacres y el desposeimiento de otro pueblo de su tierra”.

“No podemos celebrar el nacimiento de un Estado que incluso ahora se dedica a la limpieza étnica, viola la ley internacional, impone monstruosos castigos colectivos a la población civil de Gaza y continúa negando a la población palestina sus derechos humanos y sus aspiraciones nacionales”, destaca.

Estos intelectuales estiman “comprensible” que las organizaciones judías celebren el 60 aniversario de la fundación del Estado de Israel en este mes de mayo. “Este hecho es comprensible dentro del contexto de siglos de persecución que culminan en el Holocausto”, recuerda.

Sin embargo, precisan que “nosotros somos judíos que no lo celebraremos”. Y agregan que “sin duda es ahora el momento de admitir el discurso del otro, el precio pagado por otro pueblo a causa del antisemitismo europeo y las políticas genocidas de Hitler. Como destacó Edward Said, el Holocausto es para los judíos lo que el Nakba es para el pueblo palestino”.

Actualmente Israel sigue manteniendo los habitantes palestinos de la franja de Gaza bajo bloqueo y condiciones de vida inhumanas. “Nosotros lo (el aniversario) celebraremos cuando árabes y judíos vivan como iguales en un Oriente Medio en paz”, finaliza la carta.

No obstante, quede mi admiración por el talento (compartido o no) a esta nada exhaustiva lista de judíos: Einstein, Mahler, Mendelsshon, Woody Allen, Kubrick, los hermanos Coen, Polansky, Spielberg, Oliver Stone, Billie Wilder, Milos Forman, William Wyler, Sergei Eisenstein, Otto Preminger, Fritz Lang, Mel Brooks, Leonard Cohen, Bob Dylan, Mark Knofler, Benny Goodman, Stan Getz, Isaac Stern, Menuhin, Perlman, Rubinstein, Horowitz, Lupu, C. Marx, Trosky, Lauren Bacall, Kirk Dougkas, Robert de Niro, Tony Curtis, Jerry Lewis, los Hermanos Marx, Chomsky, Fisher, Serkin, Solti, Bernstein, Freud, Elvis Presley, Barbra Streisand, Yves Montand, Lou Reed, Leonardo da Vinci, Kafka, Spinoza…
Y... como a vosotros, amigos, aún me quedan rescoldos de esperanza en un mundo mejor, sin pretendidas “razas superiores” ni “salvadores carismáticos” y donde se cumplan, como mínimo, los Derechos Humanos.