

CANTAUTORES
Mi generación tuvo la suerte de disfrutar de toda una explosión de cantautores, nacimiento colectivo irrepetido y quizás irrepetible (o a lo mejor es que caigo en el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor).
Eran buenos tiempos para la lírica y malos para las libertades, pero aquel puñado de personas con sus canciones y con su música nos hicieron más llevaderos unos años grises -pero esperanzados- y nos ayudaron a creer que era posible la utopía. Algunos de ellos, ya sesentones (o casi), continúan componiendo y cantando con la misma pasión, como si hubieran hecho un pacto con el diablo, como si las arrugas y la deserción de sus antaño melenas, no les hubieran afectado a sus ideales y a sus voces. A otros se los llevo la parca (¡ay!) y algunos consideraron que sus canciones tenían fecha de caducidad y que ya habían cumplido con su compromiso social y volvieron a “sus quehaceres”.
Eran cantantes para una inmensa minoría, pero dejaron huella en nuestra vida, tanto en las menudencias cotidianas, como en los “grandes” acontecimientos (personales y colectivos) que han jalonado nuestra existencia. Les debemos mucho y yo, desde aquí, quiero ir rindiéndoles mi pequeño homenaje.
Me resulta tan difícil establecer prioridades así que dejaré que sea el azar o el impulso no meditado quien se encargue de irlos haciendo aflorar.
No obstante, tengo que reconocer mi absoluta preferencia por Lluís Llach, y en concreto por una canción suya: “I si canto trist” porque además de su belleza intrínseca, tiene para mí un recuerdo especial, en aquel febrero de 1974 mi primer hijo se debatía entre la vida y la muerte en una uvi para prematuros.
El segundo vídeo es una demostración de su capacidad para componer y sentir la música. Pertenece a la BSO de la película "Salvador"
I si canto trist
Jo no estimo la por, ni la vull per a demà,
no la vull per a avui, ni tampoc com a record;
que m'agrada els somrís
d'un infant vora el mar
i els seus ulls com un ram d'il·lusions esclatant.
I si canto trist
és perquè no puc
esborrar la por
dels meus pobres ulls.
Jo no estimo la mort
ni el seu pas tan glaçat,
no la vull per a avui, ni tampoc com a record;
que m'agrada el batec d'aquell cor que, lluitant,
dóna vida a la mort
a què l'han condemnat.
I si canto trist
és perquè no puc
oblidar la mort
d'ignorats companys.
Jo no estimo el meu cant, perquè sé que han callat
tantes boques, tants clams, dient la veritat;
que jo m'estimo el cant
de la gent del carrer
amb la força dels mots
arrelats en la raó.
I si canto trist
és per recordar
que no és així
des de fa tants anys.