miércoles, 30 de diciembre de 2009


Mirar a través de la burbuja:
cambiante, iridiscente y frágil.

Sentir la tenuidad de su envoltura:
el chantaje fácil, la protección incierta.

No es más frío ni más triste el otro lado.

Romper en mil gotitas su alma de jabón
y saltar al vacío sin esferas de engaño.


(Para mi amigo Ángel)

1 comentario:

Ángel Fondo dijo...

Ante todo, gracias por el obsequio, sabes de mi debilidad por tus poemas.
Me resulta familiar eso de la burbuja; yo utilizaba un material algo más consistente en mi versión: el cristal. Y a veces imaginé poder divisar el mundo desde una media esfera de cristal infranqueable. Protegido por ella todo era plácido, incluso la pasión cabía en su seno, la trascendencia o la muerte no importaba, ni siquiera los ecos importunos existían, y como en aquel puente de poema de Evtuchenko, tras él estaba “el tumulto sin sentido…”,

Tu poema concentra en pocas estrofas esa constatación de lo que en esta vida consigue la ilusión, tan aparente y quebradiza.

Pues va a ser mejor no romper nada… ¿no crees?

Un abrazo.