viernes, 11 de diciembre de 2009








Para Hosco, Platja y un trocito de mar iluminado por la luna.






Ocurrencias tras ver la película “R.A.F.”
(Crítica aplazada)


Los hijos de papá (fuera éste real o atribuido) tenían allá por los magnificados años sesenta dos opciones “revolucionarias”, a saber: o se hacían hippies o se integraban en uno de los corpúsculos de extrema izquierda.

El objetivo era el mismo, o sea: acabar con el opresor sistema ya fuera por la vía floral, ya por el disfraz guerrillero.

Unos y otros, acabaron, salvo excepciones, en el gabinete profesional del mentado papá, en un cargo público, o de diputado en las Cortes una vez realizada la necesaria metamorfosis ideológica que al fin y a la postre no fue tan traumática como parecía en principio.

Otros, generalmente de familias “con menos posibles”, se tomaron la cosa en serio, no entraron en juegos florales ni viajes intergalácticos elesedianos, tampoco se disfrazaron de nada (si acaso llevaban la socorrida trenca, el jersey de cuello alto, las chirucas y el pelo un poco largo) que estudiando, trabajando o ambas cosas intentaron poner su granito de arena para que la situación cambiara: aquello de luchar por la libertad, la justicia, los derechos humanos, el reparto de la riqueza, la no explotación del hombre por el hombre…y de dictaduras ¡ni la del proletariado!

¿Qué fue de aquellas personicas que con tanta ilusión y tanto miedo, se-creyeron-de-verdad que estaban contribuyendo a un mundo mejor mientras el Club Bilderberg y otros, diseñaban las vidas y destinos de los pueblos?

Lo resumía un buen amigo: rodeados, perdidos y derrotados.

Estos derrotados, probablemente hijos de derrotados, buscan humildemente su rinconcito en medio de la selva, con su filosofía simple (que no simplista) de no molestar pero no ser molestados, de ser honrados en su trabajo y en su vida, de cuidar a los suyos y no maltratar a nadie, de rodearse de amigos que no los traicionen y gozar de los rayitos de sol cuando surgen esporádicamente entre los cúmulos grises de tormenta y dejan pasar una sonrisa, un apretón de manos, una canción, una caricia…o una sabrosa cena, con debate incluido, la noche de los viernes.

4 comentarios:

Illusus 1943 dijo...

Bien Quercus. Cambiar la sociedad si que la han cambiado. Otra cosa es si la han cambiado para mejor ó para peor y si seguimos ó no con los mismos perros con distintos collares. Ya te mandaré un e-mail muy curioso que recibí al respecto.
Y han sido las de "menos posibles" las que han conseguido arañar con su esfuerzo y su trabajo, algunos retazos (pocos) de justicia distributiva.
Los hijitos de papá (que no son todos los que están ni están todos los que son) se han dedicado a perpetuar el sistema que mejor cuadra a sus intereses, y así, estamos viviendo bajo un capitalismo que puede ser "de derechas" ó "de izquierdas" pero siempre capitalismo.
No hay derrotados. Hay gente que se creyó la falacia necesaria para que el sistema pudiera prevalecer y salir reforzado. Con otra cara.
Y ese "rinconcito en medio de la selva" al que te refieres no es ni más ni menos que donde nos encontramos los que nos dimos cuenta de las mentiras que tiene la politica (la generacion del silencio,¿te suena?)y "estudiando, trabajando o ambas cosas intentaron poner su granito de arena para que la situación cambiara"
Por cierto, tu entrada del Luis Vives me ha parecido evocadora. Sus fotos son buenas. Ahora lo llamarán centro de enseñanza secundaria o alguna parida semejante.
Un abrazo

Hosco dijo...

Con tu permiso:

DEDICATORIA.

Para todos los compradores despistados de corbatas de colores discretos con el nudo ya hecho y con una goma ajustable al cuello de la camisa.
Para todas las costureras domésticas clandestinas que estaban seguras de que íbamos a aprobar.


CRÍTICA APLAZADA DE LA CRÍTICA APLAZADA.

La fotografía sabe a verano y felicidad ciclotímica sin ostentación.

Pase lo de derrotados al cuadrado con pedigrí, lo de los rayitos de sol como cordón sanitario frente a los vaivenes agudos de los puñeteros cirros, cúmulos y la madre que parió a los estratos, pero de ninguna manera estamos dispuestos a pasar que lo de los viernes pueda ser calificado como de una “simple cenita”.
Como muestra un botón, para la próxima hemos optado por el menú “Mejor ex pobres que nuevos ricos”: cacahuetes fritos, mejillones en escabeche, berberechos al punto de limón, aceitunas de sosa, patatas bravas, calamares a la romana, sepia a la plancha y algo de embutido. La cerveza bien fría. La ensalada, el allioli y el omeoprazol son cosa de Aurora y el vino tu privilegio.

Rodeados, perdidos y derrotados… pero con calefacción.
Platja y Hosco

Quercus dijo...

Illusus: Coincido contigo en la consolidación del capitalismo y en el fracaso de las izquierdas para combatirlo/superarlo, de forma que unos y otros lo aceptan, los hunos como sistema natural y los hotros como mal irremediable(salvemos a unos poquillos en el primer mundo y a unos bastantes cuantos en las Americas).
La que tu llamas generación del silencio, tan pegada a la mía,no creo que fuera tan consciente de la inutilidad del intento, es que no lo intentaron.
Mis padres, como supongo que los tuyos, siempre nos aconsejaron no meternos en política, pero es que ellos vivieron la guerra y sus largas secuelas y unían el miedo a la desesperanza.
De todas formas no seré yo quien juzgue tu actitud de apoliticismo, me quedo, hoy y ahora, con tu bonhomía y la amistad que nos une.
Gracias por tu colaboración, que espero se prodigue más.
Un abrazo.

Quercus dijo...

Platja y Hosco: Como siempre un brillante comentario a un "simple" post, que me apresuro a corregir por justicia y memoria histórica...y porque me parece muy bien el menú propuesto.