viernes, 10 de abril de 2009

Vamos viviendo apenas
Inútilmente

Colocamos trocitos de algodón
En las grietas del tiempo

Se filtra sin embargo

Inexorablemente

Constante e imparable

El frío de la muerte

Javier

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay una enredadera, creo que la llaman "gloria de la mañana", que tiene ese color azul pálido que sólo las flores poseen, o un color púrpura profundo con un toque de malva o un blanco peculiar.Estas flores vivas poseen ese color,
tienen forma de trompeta, surgen floreciendo por la mañana y en unas cuantas horas mueren. En su muerte son casi tan bellas como cuando estaban vivas. Florecen unas pocas horas y dejan de existir, en la muerte no pierden su cualidad de flor. Nosotros vivimos durante cuarenta, cincuenta o cien años en medio de un gran conflicto, desdicha,placeres pasajeros, y morimos más bien míseramente, sin deleite en nuestro corazón, en la muerte somos casi tan feos como fuimos en vida.
Podemos imaginar el color de esas flores, podemos tener una representación mental de esa enredadera, con su extraordinaria belleza, pero esa imagen no es la planta, por medio de la idea no podemos estar en contacto con ella, igual la muerte no puede ser experimentada, estamos en contacto con ideas no con hechos.Vivir con temor es malgastar la vida porque genera oscuridad.El temor surge en relación a algo. Para entrar en contacto con esa emoción, con ese sentimiento, no tiene que intervenir en ello, la palabra, el pensamiento, la idea del temor, consciente o incosciente, la idea interfiere en la posiblidad de establecer contacto. Cuando comprendemos eso, cuando se entiende , se está directamente en contacto en el temor, no hay escape alguno, el temor desaparece por completo, la mente debe estar libre , para ser como esa hermosas flores.
Laskhmi

Ángel Fondo dijo...

Se me había quedado en el tintero el comentario a este poema, Quercus, y como ya sabes de mi debilidad por el género no he podido evitar retornar a él.
Me llama la atención y por eso insisto: tienes la virtud de saber condensar en pocas estrofas una carga de profundidad capaz de conseguir que el que te lee quede torneando mentalmente la idea, pensativo y ligeramente herido, la fineza del verso contrastada con lo hondo del mensaje.
“Las grietas del tiempo y el frío de la muerte” Si fuera el titulo de un libro casi seguro que lo compraba irremisiblemente.

Un abrazo.