viernes, 16 de abril de 2010


Mi carro como ejemplo de canción española

Hace ya mucho que no escribo un comentario sobre canciones que forman parte de mi memoria. Hoy no sé por qué me ha venido a la cabeza la rumba que lleva por título “Mi carro” y que dedico a este maravilloso público que tanto me quiere (y que de paso me ayuda a mantener a este trío de hermanos portadores de guitarras que están detrás de mí y a sus familias).
Empieza la canción con un hecho delictivo que le ocurrió a don Manuel cuando menos se lo esperaba y en medio de un acto religioso festivo.

Mi carro me lo robaron

estando de romería.

Mi carro me lo robaron

anoche, cuando dormía.


Lo primero que se me ocurre es preguntarme dónde estaba él y con quién, porque si hubiera estado donde tenía que estar no se lo hubieran birlao.

Me dicen que le quitaron

los clavos que relucían,

creyendo que eran de oro

de limpios que los tenía.


De lo cual se deduce que hubo testigos y que no funcionó la solidaridad, o bien consideraron que la tarea que había merecido su sueño reparador era más importante que el carro y ya pensando mal, al tal Manolo lo consideraban un friki de la limpieza, merecedora siempre de envidias.


Donde quiera que esté,

mi carro es mío,

porque en él me crié

allá en el río.


Aquí se plantea el tema de la propiedad y el valor afectivo por encima del valor material o el de uso. De paso nos muestra sus orígenes humildes que indican que puede que el susodicho carro constituyera su única propiedad mobiliaria en este caso.

Si lo llego a encontrar,

vendrás conmigo,

en mi carro de amor

por el camino.

Se confirman las sospechas de que estaba con una mujer y a ella le promete compartir el vehículo, (nada se menciona del caballo, se le da por supuesto) aunque el futuro amoroso se condiciona a la recuperación del carro y tampoco parece ofrecerle más promesas que la itineración caminera. Algo es algo.

Les digo por el camino,

hablando con los romeros,

que lleva sobre sus varas

mi nombre grabao a fuego.

Continúa la marcha en charla con los otros caminantes, recordado aquello de caminante no hay camino, se hace camino al andar, y de paso dando pistas identificativas para la localización aunque también puede referirse a una metafórica referencia a su indudable propiedad. Ya no se menciona a la moza, ni por supuesto al caballo.

En mi carro gasté

una fortuna,

y en mis noches de amor

llevé la luna.

Preguntando busqué

por todas partes,

y por fin lo encontré

sin atalaje.

Se produce al final el reencuentro, tras arduas averiguaciones, pero sin arreos para felicidad del innombrado equino.


El final queda abierto, como en las películas de mucho pensar. No obstante lo de la fortuna gastada es un detalle de mal gusto y se contradice con afirmaciones anteriores. El intento poético sobre antiguos amores y la luna no van a favorecer precisamente la relación recién entablada. Lo digo por experiencia propia.

Bueno, pues fue disco de oro, cantado y radiado hasta la saciedad; muestra representativa de la canción española y del pueblo sin autonomías, nacionalidades históricas y regiones de diseño…corría el año 1969 y aún tardarían en llegar los Carlos Cano y otros/as dignificando la copla y desfranquizándola.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigue en esta línea Quercus, como decía Gloria Fuertes, el mejor alimento, es que siempre estés contento, a mi me nutre bien darme una jarta de reir.

La foto de la abuela fumando es otra, voy a sacar copia y ponerla en mi habitación para combatir cualquier amago de malhumor que me acometa. ¿Dónde encontrarás esos archivos?...

Lakshmi.

Anónimo dijo...

Esta mañana he visto la pelicula"Golpes a mi puerta", la conoceis,? la recomiendo, muy buena.
Rosy-Dorothy

Hosco dijo...

Sí, señor, la balada de un gran carro, la odisea de una gran canción. Como lo fueron “madrecita mariadelcarmen hoy te canto…” o “viva el vino y las mujeres”, como –permíteme que abra las fronteras- aquella postragedia de corte clásico del “devuélveme el rosario de mi madre y quédate con todo lo demás…”, o como aquel paradigma de la antipsiquiatría que resumía el grito desgarrado del “y pega la vueltaaaaaaa…”.

Sí, señor, el año de Proud Mary de Credence Clearwater Revival y Honky Tonk Women de Rolling Stones: nada, fruslerías; un par de mamonadas.

En fin, creo que nos hemos buscado lo que pasa, dicho sea sin rencor.

Coincido con Lakshmi: más, por favor. Ya puestos en harina, urge la fragmentación desfragmentada de ese fenómeno tan solar patrio, tan entremeses y langostino congelado, tan bodorrio y polígono industrial, tan caspa libre y axila sin tratar, que responde “sub specie aeternitatis” al nombre artístico de “La Tuna”.

Saludos.