miércoles, 27 de mayo de 2009


Serrat y Cortázar:

Sobre “Las malas compañías”


Cuando escucho esta vieja canción de Serrat definidora de sus amigos no puedo dejar de pensar en “los cronopios” de Cortázar y pensar, además, que él pensaba en ellos cuando escribió la letra. Si alguien se toma la molestia de oír del propio Julio su definición sobre esos seres/duendecillos sensibles y gamberros al mismo tiempo, sabrá de lo que hablo.

Al margen de la comparación, esta canción me parece un elogio a la amistad con escasos parangones en la discografía propia y ajena.

El concepto y la praxis de la amistad en Serrat es una de sus virtudes reconocidas y reconocibles: el “nano” es un buen ejemplar de mestizaje catalano-aragonés (o mejor aragonés-catalán, que la madre es lo primero) que es capaz de generar una corriente empática o vinculación sentimental de forma tal que todos los que hemos puesto sus discos una y otra vez nos consideramos tan próximos a su poetización sin énfasis de la/nuestra cotidianeidad que casi lo consideramos de la familia.

En concreto, la mayoría de mis vivencias, felices o aristadas, están ligadas a sus poemas propios--o aprehendidos-- musicalizados por él. Mi hijo mayor, por poner un ejemplo, de haber nacido hembra se hubiera llamado Helena por que en aquel año (1973) aquella cosilla , hoy un hombretón, que iba creciendo en el vientre de su madre escuchaba esa canción, quiero pensar que con placer, dentro de su burbuja de agua templada. Después pasó lo que pasó: equivocaciones, fallos o imprevistos condujeron a un nacimiento forzado y peligroso que puso al recién nacido entre la vida y la muerte.Fue el momento de sustituir aquella alegre “Helena” por la afligida “ I si canto trist” del no menos “amigo” Lluís Llach…pero esa es otra historia.



El caso es que somos muchos los que pensamos que Serrat es un caso único y casi irrepetible de cantautor capaz de elevar lo cotidiano al rango de poesía popular sin vulgaridad y, al mismo tiempo, vulgarizar (divulgar) la poesía de altos vuelos (Machado, Hernández, Benedetti), haciéndola accesible a lo que llamamos gran público.

¿Cuánta gente ha conocido a estos poetas a través de la voz del “noi de Poble Sec”?. Munchisma gente, créame.

No es un caso aislado, ya sé, el mentado Llach ha hecho lo propio con poetas catalanes, y Paco Ibáñez, y Raimon, y Amancio Prada y Carlos Cano …y…y…; pero ninguno con la difusión y la repercusión de Joan Manuel, hasta el punto de llevar a la práctica aquello que dijera el otro Machado, Manuel: Hasta que el pueblo las canta, / las coplas, coplas no son,/ y cuando las canta el pueblo/ ya nadie sabe el autor.


Y claro, me pongo a escribir de Serrat y de la canción que he mencionado al principio y, de inmediato, me pide la voz y la música esta otra :“Per al meu amic”, amigo cuyo nombre no nombra.


Pero esto lo dejaré para otra ocasión uniéndola a un poema de Miguel Hernández, por aquello de que…

Serrat es mucho Serrat para un solo post.


1 comentario:

Ángel Fondo dijo...

Quercus, tenemos en común, entre otras muchas cosas, la admiración profesada a Joan Manuel. Ambos hemos disfrutado con sus canciones, y me atrevo a decir que están en la banda sonora de la película impresa en la corta memoria de nuestra vida. Además hay una intuida conciencia de paralelismo en la percepción del mundo entre el genial cantautor y nosotros. La amistad es afinidad, complicidad y lealtad, todas las demás características se asientan en estas fundamentales. Sabina piropeó a su amigo refiriéndose a alguna de sus canciones diciendo: “daría una de mis piernas por haberlas compuesto yo, siempre que no sea la del medio…”
Pues eso…

Un abrazo.