viernes, 23 de octubre de 2009


"Si la cosa funciona" o "La vejes e´ mu mala"

Me lo advertí a mí mismo: “Le tengo miedo a la última película de Woody Allen”. Premonitorio.

La vejez no es sinónimo de sabiduría en la mayoría de los casos y mi otrora admirado Woody no es una excepción.
Su película “Si la cosa funciona” es PATÉTICA, que según la definición de quien se encarga de limpiar, pulir y dar esplendor a nuestra lengua significa: “Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía”.

Pues eso: dolor, tristeza y melancolía ante este vejete verde que vuelve a su Nueva York una vez superado el trauma de haberse quedado sin sus Torres Gemelas pero mostrándonos como símbolo inmortal la Estatua de la Libertad, diseñada y regalada por el “amigo francés” para iluminar al mundo.

Como si esta fuera su última película, Allen se sube al púlpito en los cinco primeros minutos de la proyección y nos hace un resumen de todas sus profundas y concluyentes reflexiones sobre la “especie fallida” pero sin la frescura y el gracejo de cuando nos las iba ofreciendo poco a poco en el montón de buenas obras que nos ha legado.

Así, el actor seleccionado para construir su alter ego, más alto y agraciado que él, pero del pueblo elegido, por supuesto, nos recita ya desde el primer momento una perorata que pretende dejar a Cioran como un optimista ingenuo: resulta que las ideologías y las religiones son constructos bientencionados pero fallan por la estultez humana… para ese viaje de cosmogonía mental no necesitábamos alforjas.

Y eso lo dice dirigiéndose a los espectadores del otro lado de la pantalla “que han pagado su entrada (no es mi caso, que pertenezco al sector mulero/somalí) y que comen palomitas o ponen cara de estúpidos neandertales”.

La homilía, juro, no tiene desperdicio: hace moralina de la amoralidad, fanatismo del nihilismo y superficialismo del horror… y todo ello pretendiendo ser gracioso.

No me extraña que poniéndose en este plan no se coma un rosco en yanquilandia, fuera de su corralito neoyorquino… porque, además, y para redondear, nos saca a un matrimonio de catetos de la América profunda que a los cuatro días de vivir en la Gran Manzana se liberan de sus represiones y él descubre que es homosexual de toda la vida y ella que tenía una vocación oculta de fan del ménage à trois, al margen de ser descubierta como una gran artista de la fotografía y el diseño.

¡Ah!, y hablando de homosexualidad… también nos brinda la oportunidad de que reflexionemos sobre si Dios era gay. Menos mal que dice “dios, así en genérico, y no se atreve a decir “Alá” por si las moscas, que los mahometanos no entienden el humor alleniano

Pero en la película hay muchas lindezas más tales como que en su América hay más racismo hacia los judíos que hacia los negros (éstos tienen el pene grande, aquellos pequeño).

Claro que como no podía ser de otro modo analizando su trayectoria final, nos adorna la película con una encantadora jovenzuela inculta pero dispuesta a tomar lecciones del maestro y hasta a casarse con él (y su viagra, que ella incomprensiblemente también toma). A estas alturas la Johansson ya le debe parecer una señora mayor y, como a otros genios del cine (Chaplin, por poner un ejemplo) le gusta rozar los límites de la pederastia.

Al final todo vuelve a los cauces de la progresía pequeñoburguesa que tan bien conoce y nos recomienda lo del carpe diem, o sea, a disfrutar cerrando los ojos a la miseria que la vida son dos días y uno nublado.

Estas son mis opiniones pero parafraseando a Groucho Marx: “ Si no le gustan tengo otras”

Podría decir, como alternativa más acorde con el conformismo crítico social/cinéfilo que:

Al fin Woody Allen, después de su irregular etapa europea, vuelve a sus orígenes con todo el ingenio y la mordacidad que echábamos a faltar y nos ofrece un film fresco, y en el que a pesar de no dejar títere con cabeza y de expresar sus reflexiones pesimistas en cuanto al género humano y su vanidad, opta por el optimismo y nos invita a imitarle y vivir y crear hasta el último suspiro; todo ello sazonado con una ambientación perfecta, como es habitual, unos actores que cumplen a la perfección y una música que hasta incluye el inicio de la sinfonía de las sinfonías… ese fragmento del que el dios Beethoven dijo "¡ Voy a agarrar al Destino por el cuello"!

Así que ya sabes, como les sucede a nuestros personajes en la película, cuando el destino llame a tu puerta olvídate de las represiones, los prejuicios y las malas conciencias y goza de la vida. Amén.

3 comentarios:

Ángel Fondo dijo...

Ahora voy a tener que verla…pues conociéndote temo que te haya cogido su visión en uno de esos días donde exorcizas a tus admirados de antaño con tu sarcástica suspicacia.
Por este camino no sé donde iremos a parar, pero si Woddy era casi lo único digerible del cine USA, vamos… dime que bromeas o feneceré de pesadumbre cinéfila.
Un abrazo, y en otra ocasión, tal como ya dejo dicho Johnny: “miénteme: dime que ….”

Anónimo dijo...

Yo no he visto la pelí que comentas, pero sí, un video de la conferencia que dio el amigo Tolle en Barcelona, entrañable, sabio , y cercano Eckart . Después de escucharlo, casi que sobra todo ¿ o sin casi?...

Hosco dijo...

DE RERUM NATURA.
(Sobre la naturaleza de las cosas*)

Post tras post manifiestas la solvencia incontestable de la sustantividad prevalente del subtexto hermenéutico frente al erístico. Has impuesto en tu blog la elegancia solipsista de la iconoclastia frente al abismo complaciente de la alteridad, y el soliloquio metalingüístico cinematográfico del yo rampante trascendental sin trascendentes ni dogmas frente al contexto ortodoxo de la transliteralidad posmoderna de la semiótica oficiosa.
Lampedusa se ofuscó en la indefendible opulencia óntica de todos sus laberintos: casi todo cambia a peor.
Por otro lado, la metacrítica sofisticada de tu analítica queda subrayada por la consuetudinaria brillantez que emana la ausencia de tópicos, frases hechas o refranes de la lectura de tus páginas.

En este viernes gélido y diazepámico soplan vientos de muerte provenientes del Índico.
Saludos.

PD,
Entre nosotros, yo también tengo otra, la que prefiero:

Nunca he brillado en el discreto encanto de lo sofisticado. “Juston, tenemos un problema”, y/o “mal día para dejar de fumar”: a mí me parece una buena película: reincidente, sí, pero lúcida y crítica. “Mutatis mutandis”, su director es uno de los nuestros.
“Se non è vero, è ben trovato”.
En este día de efemérides sangrientas, nos vemos dentro de un rato.


*O de que “la vejes e’ mu mala”.Sobre todo, la mía. A Woody Allen “le queda cuerda para rato”, aunque sea a cuatro patas.
Espero.

A Charles Chaplin, IN MEMORIAM.