jueves, 5 de febrero de 2009
Aportación de un ilustre galeno
En una entrada o post anterior consideré que este blog tenía vocación colectiva, familiar, amistosa y abierta.
El tiempo me va dando la razón y hoy me enorgullece dar la bienvenida a un nuevo contertulio que me solicita la inclusión de unas recomendaciones higiénicas que considera útiles para la salud física y mental de los que por aquí escribimos.
No quiero entrar en el análisis de las razones que le han llevado a ofrecernos sus consejos pero me temo que en lo que a mí respecta las considera urgentes y de obligado cumplimiento.
Vida honesta y arreglada:
Usar de pocos remedios
Y poner todos los medios
De no apurarse por nada;
La comida moderada;
Ejercicio y diversión;
No tener nunca aprensión;
Salir al campo algún rato;
Poco encierro; mucho trato;
Y continua ocupación
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Ocurrencias
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4 comentarios:
¿Quien es aquí el "galeno"? ¿El autor del post o el poeta?
Lo digo, porque el autor de los versitos no fue un galeno, sino un cura extremeño del siglo XVIII (cuidado: no siglo VIII) llamado Francisco Gregorio de Salas, y como ya sabeis, de los curas: "ni lo que digan ni lo que hagan".
Se les llamaba galenos a los médicos, en memoria de Galeno de Pérgamo que desarrolló la doctrina hipocrática de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra), y que fue una elaborada teoría bioquímica de las enfermedades, similar, por ejemplo, a la actual de los neurotransmisores para las mentales.
Dicho así, rápidamente, la enfermedad se producía por la predominancia morbosa de alguno de los cuatro. Posteriormente, el tratamiento, donde la dieta (entendida como régimen de vida) tenía una gran importancia, consistía en restablecer el equilibrio de estos humores alterados, haciendo un uso adecuado de las llamadas "cosas no naturales": el aire y el ambiente, la comida y la bebida, el trabajo y el descanso, el sueño y la vigilia, las excreciones y las secreciones y los movimientos del ánimo.
Y esta fue la explicación vigente de las enfermedades, desde la antigüedad clásica hasta el siglo XVIII (Nada menos. Dudo mucho que las actuales resistan ni la mitad de la mitad).
Por todo ello, los versos del curita, en forma de consejos prácticos, están en la linea de la medicina de la época. Amén. ¡¡Los curas siempre tan moderados!!.
Amigos, mucha salud a todos (y a todas), pero cuidado con tanta moderación no vayamos a morir de un ataque de salud!
(Perdonad la pedante erudición, pero me ha salido así, tal cual.)
Para un alienista
Me lo temía: habiendo copiado el poemita higienista del libro Lecturas graduadas. Zaragoza: Ed.Luis Vives, 1952, no era muy de fiar su autoría. Allí figuraba como propio de un tal Dr. Letamendi, entendía yo que galeno, pero del que no quería hacer mención expresa dado el tono jocoso del post.
Del que no cabe duda de su paternidad, por desgracia, es de este fragmento de un poema de D. Manuel (para vergüenza del apellido) Machado, que también figura en la antología mencionada:
Las piedras del Alcázar de Toledo,
-piedras preciosas hoy- vieron un día
al César cuyo sol no se ponía
poner al mundo admiración y miedo.
Gracias por la corrección y por la lección magistral, nada pedante, porque “puedo suponer y supongo” que habrá tenido que hacer un esfuerzo por resumir y recortar los conocimientos que sobre el tema posee.
Fraternales saludos.
La inteligencia humana es el origen de nuestros problemas. Pero sería una tonteria pensar que la solución está en disminuir le inteligencia. Solo existe una salida: no debemos permitir que nuestra inteligencia esté guiada por emociones negativas y dañinas. Si queremos que sea maravillosamente constructiva, debe estar guiada sólo por motivación adecuada y positiva.
Buen Karma!
Lakshmi.
¡Salud!, pero en otra de sus acepciones.
Leo en el blog de Juan Cruz “Mira que te lo tengo dicho” uno de esos epigramas que rezuman ingenio, humor y socarronería por todas partes: “lo bueno, si bebes, dos veces bueno”. Sin lapsus de por medio.
Lo de menos es el contexto en que se dice: la ciudad de Montilla y la fiesta del vino.
En estos tiempos de ansiedad masiva, nunca está demás esa buena gente que parece empeñada en arrancarte a toda costa una sonrisa. O casi.
Aunque sea lunes y el viento de poniente haga tiritar los ventanales.
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