jueves, 19 de febrero de 2009


Añoranza

Cuando tú no estás acumulo las horas

como acumulan el polvo los senderos.
Cuando tú no estás paseo por la casa
como deambulan los espectros.
Cuando tú no estás se funden mis silencios
en un único y mineral silencio.
Cuando tú no estás te busco entre las líneas
de escritos y recuerdos.
Cuando tú no estás me siento tan cansado
Tan solo
Tan vacío
Tan infantilmente viejo.

Javier, allá por los años 80

2 comentarios:

Ángel Fondo dijo...

Supongo que esta muestra de tu lado lírico, una sorprendente licencia sentimental teniendo en cuenta esa cierta vergüenza que me comentaste te daba mostrar tus poemas, no es más que el saludable ejercicio de ir llenando este mosaico, tu blog, con muestras variopintas de todas las vertientes abiertas a ese fluir de tu creatividad, dicho sea de paso, gozando de muy buena salud a día de hoy.

Un viejo poema que habla de una ausencia: ese estadio comparable a cuando después de clavarnos la fina espina de un cactus, que casi invisible y alojada bajo la piel pareciera no estar, al instante y sin pretenderlo volvemos a advertir su dolorosa presencia.

Créeme, me ha encantado conocer tu lado poético.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

El mundo que podemos percibir es muy pequeño y enteramente privado, bien amueblado con imaginaciones y expectativas.
La percepción la imaginación, la esperanza, la anticipación y la ilusión, están todas basadas en la memoria. Apenas existe una línea de separación entre ellas. Se confunden unas con otras y todas son respuestas de la memoria.
La memoria inconsciente hace ese mundo tan conocido en el que vivimos.
Sabiendo que el mundo es una parte de mí misma, no le presto más atención de la que dedico a los alimentos que he comido, mientras los preparo y el alimento está separado de mí y la mente se ocupa de él, sin embargo una vez ingerido, llego a ser totalmente incosciente de dicho alimento. Yo me he tragado el mundo y ya no necesito pensar más en él.
Sin pensar en el mundo, cualquier cosa que yo haga lo beneficiará . Igual que el cuerpo se pone bien inconscientemente...

Lakshmi.