martes, 17 de febrero de 2009
Acusados
Jonathan Kaplan (1988)
He visto en estos últimos días dos películas protagonizadas por Jodie Foster, la actriz “con la mirada más inteligente de Hollywood” como la calificó un famoso crítico cinemátográfico.
Es sólo un dato, pero la adolescente de “Taxi driver” estudió, entre film y film, literatura inglesa en Harvard y se graduó con un magna cum laude.
Su cuerpo menudo y aparentemente frágil queda compensado por un rostro de facciones afiladas y una mirada de gran expresividad, tanto en los registros emocionales de dulzura, como (y aún de forma más patente) cuando demuestran determinación, valentía, miedo, y hasta odio. Todo ello sin caer en la sobreactuación, tan común en sus colegas.
Hasta aquí mi admiración expresa hacia Jodie Foster como perteneciente al grupo prototípico de actrices capaces de bucear en los personajes que interpretan.
Aunque el Óscar no sea para mí un marchamo dotado de alta credibilidad, el hecho de conseguir dos antes de cumplir los treinta años puede dar una idea del reconocimiento a su buen hacer.
También admiro su valentía al declarar su homosexualidad en un país tan conservador como el suyo y el tener dos hijos de los que ningún fisgón conoce la paternidad.
Las películas a las que me refiero son: “Acusados” y “La extraña que hay en ti”. A ninguna de las dos la califico de excelente, pero seguramente no pasarían del regular si no fuera por su presencia.
Comento hoy la primera y dejo para otra ocasión las reflexiones sobre la segunda.
“Acusados” centra su trama en el tema sangrante de la violación (múltiple en este caso) y en la poca consideración que merece el hecho para la justicia. (En España, con datos de 2006, el número de violaciones confirmadas fue de 5664).
En el caso de la película, la víctima “no lo es del todo” o “se lo tiene merecido” porque su comportamiento precedente es considerado como provocativo, debido a su vestimenta, sus movimientos y su estado de embriaguez; el coqueteo tiene que desencadenar i-ne-xo-ra-ble-men-te la reacción testosterónica imparable de los machos circundantes, investidos de virilidad y violencia. Estas reacciones son naturales, perdonables y hasta jaleables por el público masculino del pub, que asiste regocijado al espectáculo.
El análisis superficial de los hechos, algún testimonio parcial, y el que, por ejemplo, la muchacha fume hierba, son suficientes para que su abogada se limite a negociar con la parte contraria unas mínimas penas de cárcel sin necesidad de juicio ni testimonios directos, dadas las incitadoras características circunstanciales.
Sólo cuando la magistrada conoce un poco mejor a la víctima, valora el traumatismo psíquico y el alcance de la violación que la ha etiquetado como presa fácil , casi como si de una puta se tratase, a los ojos de los descerebrados mirones que presenciaron la agresión sin intervenir, reacciona y su actitud personal y profesional dan un giro importante…
Sin arrogarme el papel de feminista (pocos hombres lo son), acuso a los machos de mi especie de que en ocasiones similares, medie o no provocación, sean incapaces de controlar la llamada de la selva cuando, por muy movilizadas que tengan las hormonas, la hembra dice simplemente: NO.
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2 comentarios:
Tengo un amigo que afirma que no tiene ningún mérito ser inteligente o guapo, simplememte el cóctel genético surgió así, y en otros casos se manifesto de otra forma, él tiene un cociente intelectual alto, al que no dá ningún valor, surgió y nada más , dice.
Aunque creo que tiene razón, es deslumbrante oirle hablar, capta tan rápidamente las situaciones, son tan ágiles sus respuestas...y por si fuera poco, es extemadamente sencillo, a menudo tengo que recordar, que no tiene ningun mérito ser así.
Lakshmi.
Ahora estoy leyendo una biografia de Mohandas Karamchand, más conocido como Gandhi, o Alma Grande, leo todo lo que encuentro sobre él, y siempre siento una gran paz y un deseo de conocer más sobre su filosofia de no-violencia, que él decía ser la mas invisible y eficaz de todas las fuerzas.
Estas son mis lecturas actuales, dirijo el foco de mi atención a mi interior, al igual que lavamos el cuerpo, lo perfumamos y adornamos, hay un tesoro escondido dentro, sólo tenemos que llegar a él, no es dificil.
Lakshmi.
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