domingo, 11 de enero de 2009


Le tengo querencia a Martirio, o mejor dicho, a la persona (inteligente, vital, divertida, sensible) que intuyo detrás de las gafas de sol, de las peinetas y el disfraz que ocultan a María Isabel Quiñones.
Maribel era una de las jovencitas que cantaba en el grupo Jarcha, famoso por aquella cancioncilla melifluamente reivindicativa: “Libertad sin ira” que convirtió la derecha reconvertida y la izquierda roja/rosa en todo un himno de la Transición.
Su transformación en Martirio es para mí una incógnita, pero presiento que la metamorfosis fue dolorosa, que las alas mojadas al salir de la crisálida tardaron en secarse para permitir el vuelo de la ya Martirio/mariposa /adulta con su nuevo ropaje de colores ...
Es solo un pálpito, desconozco por completo sus avatares y además pertenecen a su intimidad, pero esa intuición de que el rompimiento total con lo establecido en las formas es paralelo al que se produjo en su personalidad (¿herida?) me hace empatizar con ella."Sólo me interesan las personas que han sufrido", dijo el filósofo tan nombrado aquí.
La aparición de Martirio fue todo un acontecimiento más allá de lo musical, una ruptura, una provocación. También un quebradero de cabeza para quien quisiera encasillarla…Aquel primer disco de 1986 “Estoy mala” rompió moldes ¿Aquello era rock, flamenco, canción española?
Y las formas musicales no lo eran todo, las letras, algunas por lo menos, hablaban de mujeres corrientes, del pueblo, del barrio, con su explotación a cuestas, con sus vivencias y sus frustraciones: mujeres conformadas/conformistas (unas), al borde de la rebeldía y la histeria(otras). Eran canciones cuyo trasfondo feminista llegaba sin darte cuenta, sin ampulosidades.
Martirio se constituye en espectáculo. parapetada por sus gafas oscuras que ocultan su identidad (y sus hermosos ojos) y la libran de su timidez. Las opiniones se dividen entre quien considera aquello una bocanada de aire fresco en el panorama musical y quienes piensan que lo que hace es una payasada.
La conocí personalmente en el verano de 1987, en su improvisado camerino tras una actuación al aire libre que espero haya olvidado. En plena sesión unos gamberros (es la definición más suave que se me ocurre, pero ya se sabe, los jóvenes tienen que divertirse, son las fiestas del pueblo) le lanzaron naranjas y una de ellas le impactó en una pierna, debió dolerle pero continuó cantando. Cuando yo la visité estaba llorando y, naturalmente, sin ganas de recibir a nadie. Yo tampoco sabía qué decir, ni como pedir disculpas, esbocé una felicitación y ella correspondió con una sonrisa, un par de besos y una foto dedicada que aún conservo.
Luego he seguido su evolución, su inquieta búsqueda de fusionar estilos, de abrir nuevos caminos en la copla arrancándola de la tradición rancia, de “mestizar” flamenco, jazz, tango, bolero... en su repertorio, dándole siempre un toque personal e inconfundible pero con un profundo respeto por la autenticidad.
Martirio podrá gustar o no (o unas cosas sí y otras no) pero hay que reconocerle su trabajo incansable por adoptar y acercar todas las músicas que ella considera con alma, aquellas más capaces de expresar los sentimientos profundos.
Aconsejo la visita de su página web: www.martirioweb.com/



3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si este comentario está bien situado, pero releyendo el blog, ha surgido.

En la entrada publicada, correspondiente a la dolorosa reclamación que alguien hace sobre quien hizo posible su existencia, qusiera dar mi opinión.

Todo sucede por si solo, la vida se manifiesta constantemente,vivir es el único proposito de la vida, para mi no existe ni el fracaso ni el triunfo,es como viajar por una carretera larga y dificil en un país desconocido. De todos los innumerables pasos sólo el último nos llevará a nuestro destino, por lo que no consideraremos los pasos previos como fracasos, cada uno de ellos nos acercará más a la meta ,incluso cuando hemos tenido que retroceder para sortear obstaculos ,porque estar siempre moviéndose , aprendiendo, descubriendo y desarrollandose es el eterno destino, el exito y el fracaso son relativos y están relacionados entre sí, forman el tejido de la vida, aprender de ellos e ir más allá, y si no aprendemos repitamos.Con lo dicho, ¿qué reclamar?, la vida es una rara experiencia ,única, disfrutémosla tranquilamente, digamos !hola! a lo que venga, y adiós a lo que se va....:) Lakshmi.

Anónimo dijo...

Seguro que es una mujer con un gran interior. Muy interesante su blog, Sr. Quercus, ánimo y siga escribiendo.
Srta. Violeta

Ángel Fondo dijo...

Ya han pasado algunos años y no olvido una actuación suya a la que asistí en el teatro Capitolio de Godella. Magnificamente acompañada por un grupo de buenos músicos, y sobresaliendo con la guitarra su hijo Raúl, estuvo genial y rebosante de vitalidad .
Martirio ha evolucionado en su obra como pocos lo han hecho. Desde su primeras grabaciones, irónicas y con el reflejo de una realidad amarga, ha ido pasando por distintas fases, perfeccionando su estilo y modulando a mejor esa voz tan peculiar, cuajada de matices originales.
En aquella ocasión, tan recordada por mí, pude entrever en ella una especial capacidad para promover complicidades con su auditorio, pues fue capaz de transmitir sensaciones hasta el punto de sentirnos integrados con ella y sus músicos; si hasta yo mismo abrigué ese deseo que tú hiciste real: ir a saludarla como si de una vieja amiga reencontrada se tratara.