jueves, 8 de enero de 2009
Hace algunos días recibí por correo este texto del que desconozco su autoría, me pedía mi anónimo comunicante que lo insertara en este blog. En aquel momento me pareció que no era muy adecuado por aquello de las “entrañables fiestas”, pero hoy me decido a insertarlo, con la advertencia de que no es apto para depresivos, ni tampoco para optimistas. Queda el recurso, como en el televisor, de cambiar de canal o apretar el “off”
La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.
Tengo ganas de llorar pero no lo consigo, la rabia me lo impide, desearía golpearlo todo y tirarlo por la ventana y luego yo detrás, pero vivo en un primero, ¡no vale la pena! Odio y rabia, tristeza y derrota, cansancio y resaca, todo esto a la vez es lo que siento, y la verdad, levantarse así es asqueroso, o mejor dicho, levantarse a un nuevo día es asqueroso.
Nos echan a este mundo, y nadie nos ha preguntado si queríamos nacer, nadie nos previene de lo que nos espera, ingenuo pensamiento el que dice que la vida es un don, algo que deberíamos agradecer cada día que nos despertamos y cada día que pasamos y seguimos aquí...
Yo pienso (y empiezo a pensar que pienso demasiado) que también puede ser una carga, una pesada carga, que día a día algunos de nosotros llevamos encima sin poder quitárnosla, pero deseando hacerlo. No estoy loco, nadie debe juzgar que mi lucidez significa locura, ¿o quizás sí?, y por eso los cuerdos están en el manicomio.
Lo he intentado, claro que lo he intentado, pero la ¿gracia? del asunto es que he fracasado... Así que aquí sigo, sin saber muy bien qué hacer.
Una de las cosas que tengo más claras, es que la sociedad tal como es ahora, no me gusta, vivo en ella porque no me queda otro remedio, y porque al mismo tiempo que la aborrezco, la necesito para subsistir. Pero no me gusta, quizás en lugar de ¿avanzar? tanto en el campo de la tecnología, de la ciencia, del consumismo... Deberíamos pararnos en seco y mirar atrás, mirar lo que vamos dejando a nuestra espalda, recapacitar y meditar en si realmente estamos siguiendo el camino correcto, o por el contrario, estamos destruyéndolo todo a nuestro paso como atilas de pacotilla.
Mi pesimismo, como lo llaman los demás, o mi lucidez, como lo llamo yo, es una pesada carga que tampoco pedí llevar. Es difícil vivir así, y casi merezco una medalla por, a pesar de todo esto, seguir levantándome cada día, ir al trabajo y colaborar en algo que no deseo que siga así, sino aniquilarlo.
La aniquilación es renovación, porque al final de ella, la vida (esa eterna inmortal) vuelve a resurgir... Si tuviese el poder, destruiría al hombre, limpiaría de la tierra su huella y la dejaría libre para que la naturaleza recupere lo que siempre ha sido suyo. Y quizá, en un futuro lejano, la evolución haría que un nuevo ser inteligente poblara este planeta. Porque no considero que el hombre sea un ser superior, ni inteligente, creo que es un ser peligroso por su gran (casi ilimitada) capacidad de contaminación. Y su carente capacidad de creación, allí donde toca, destruye. Dejando un montón de basura a su paso.
¿POR QUÉ ESTOY AQUÍ?
¿POR QUÉ NADIE ME AVISÓ?
¿POR QUÉ, PADRES, ME OBLIGASTEIS A NACER?
¿POR QUÉ A CADA PASO QUE DOY TENGO LA SENSACIÓN DE NO AVANZAR?
¿POR QUÉ PIENSO DEMASIADO?
¿POR QUÉ NO PUEDO ESTAR IDIOTIZADO COMO LA GRAN MAYORIA?
¿POR QUÉ?... ¿POR QUÉ?... ¿POR QUÉ?...
Me pregunto muchas veces por qué soy así, por qué tengo que ser tan consciente de que la vida es una mierda, que tal como la vivimos, tal como la sociedad nos impone una rutina, unas obligaciones, unas normas, unas prohibiciones... es difícil vivir, es un sinsentido, esto no es vida, y a veces pienso que para vivir así, mejor no vivir.
Hay quién se pone metas, objetivos, cree en algo: en un dios, en el amor... pero es difícil creer en algo, sino crees siquiera en ti mismo y en que tiene algún sentido el que cada día te levantes, vayas al trabajo, te conviertas en una especie de máquina durante unas ocho horas y luego vuelta a casa... y así día tras día. Nadie está contento y sin embargo no hacemos nada por cambiar las cosas porque no sabemos qué es lo que podemos hacer, no sabemos cual es la solución porque no la hay, la única solución, y aunque parezca absurda, es vivir en una dulce ignorancia, ser un iluso, un estúpido que no piensa ni ve más allá que lo que alcance su mirada. No aspirar a nada más que las migajas del pastel que caigan en tus manos, y ya está, ser un conformista, sin apenas voluntad ni decisión, una especie de marioneta que ni de moverse se preocupa porque ya hay otros que se encargan de ello.
No vale la pena, ¿para qué?... en fin, vivo aburrido y escéptico. ¿La amistad? ¿El amor? ¿La familia?, conceptos que poco me dicen ya, y quizás no sea por desengaños sino porque no creo en sentimientos que son imposibles en una sociedad y en una vida como las nuestras.
El hombre está condenado a no vivir en paz nunca, allá donde vaya se sentirá obligado a cambiarlo todo y a adaptarlo a su gusto, con la excusa de que es lo mejor.
No existe un dios, no existe un diablo, estamos solos ante nuestro destino y de él deberíamos ser dueños, pero no es así, nos imponemos normas, absurdas en su mayoría para dominar la vida y las acciones de los demás. No existe un dios, no existe un diablo, porque si así fuese, ya se hubiesen encargado de destruir la humanidad, en vista de lo imperfecto de su naturaleza. El hombre es un gran fallo, una imperfección, un virus que mata poco a poco.
Quizás existan, y quizás no lo destruyen. ¿Porque, quién creería entonces en ellos?, ¿cuál sería la razón de su 'existencia', ya que el hombre es el único ser 'racional' sobre este planeta que puede crear y creer en cosas irreales como entes superiores, ¿quién entonces iba a creer en ellos?, ¿quién iba a adorarlos y a alimentar su vanidad?
No creo que le haya pedido demasiado a la vida, en realidad bien poco, esperaba algo más y ese algo más no ha llegado y no llegará (me temo). Sinceramente me gustaría estar a gusto con lo que tengo, y es eso precisamente lo que quiero pero no lo consigo, siempre quiero algo diferente a lo que tengo y cuando obtengo ese algo distinto (cuando lo logro) parece que ya no es tan bueno como pensaba o parecía, y es cuando miro hacia otro lado (para tratar de olvidarme de eso que tengo y que no es lo que yo quería) y descubro que no, que estaba equivocado, que precisamente esta ahí, mi meta, mi objetivo, mis anhelos están ahí, y comienza la lucha otra vez para tratar de obtener ese otro 'caramelo' que he visto, y que llena otra vez mi vida con una ilusión, una nueva meta a conseguir. Pero la magia siempre desaparece cuando lo consigo y en los casos en que no lo consigo, se convierte en la razón de mi malestar, de mi 'desgracia', porque así justifico mi insatisfacción, mi desgana de vivir, mi completa indiferencia ante los acontecimientos.Saber esto y no saber que hacer para solucionarlo es desesperante.
Cuando hace años tuve la lucidez de intentar suicidarme, fue el momento más pleno y consciente de toda mi vida, el más real y más consecuente. Nada hay en esta vida que pueda llenar este enorme e insaciable agujero negro que anida en mi interior, todo se lo traga y desaparece como si nunca hubiese existido. El Vacío es mi sino y mi sentido de vivir, porque cuando eres joven te engañan con falsas promesas e ilusiones sobre la vida, y nada de ello es cierto. La vida no es gran cosa, además de no darte nada, es simplemente una estancia en una gran mansión, ni mejor que la estancia contigua ni peor que la otra ni la de más allá... todas son igual de insignificantes y carentes de sentido, porque no existe ese sentido que nos empeñamos en imprimir a todos nuestros actos y a todas nuestras decisiones. Nada de lo que hagamos va a cambiar nada realmente, nada... porque nada somos y en nada nos convertiremos, por los siglos de los siglos hasta el final de los tiempos.
La gente me produce asco, tengo asco hasta de mí mismo. Deseo una destrucción completa de todo lo humano, incluidos ellos e incluido yo, ya que no soy especial ni mejor que ellos. Soy una mierda más puesta en este mundo sin mi aprobación.
Mis años son más que suficientes para poder soportar todo este absurdo que me rodea y que me invade, es suficiente para ver que todo lo que hacemos no servirá de nada, que ningún sentido tiene seguir sufriendo y siguiendo una rutina estúpida que no nos conduce a nada. Mierda de vida, mierda de sociedad, mierda de gente, mierda de sistema,... MIERDA, mi palabra favorita, sólo ella es capaz de describir sin esfuerzo mis pensamientos.
Madrugo por las mañanas y pienso con ironía: "¡Bien, otro día más sobre este planeta. Levantémonos, vamos a producir la ración de basura de hoy!" Me levanto, no sin un gran esfuerzo de voluntad (considerable, sin duda; me pregunto de dónde sale), toso (el tabaco dicen que mata, poco a poco). Salgo de casa, con ojos dormidos, mi mente todavía atontada, la música es lo único que soporto a esas horas, y casi es lo único que soportaría a cualquier hora. Me dirijo con paso cansino hacia a esos campos de concentración mal llamados empresas al igual que el resto de las abejas obreras.
Cuando llego, mi cara (ya con un rictus de amarga tristeza) empeora hacia un enfado que no puedo dirigir contra nadie, porque nadie es culpable y al mismo tiempo, lo somos todos y hacia todos lo dirijo. No hablo, apenas saludo (¿Buenos días?, no para mí, desde luego), me siento en mi cubículo, en mi celda. Además, es verano, hace calor, y el aire acondicionado crea una malsana atmósfera artificial que perjudica más mis pulmones, ya jodidos por el tabaco.
Tomo un café, el estimulante que necesito para mantenerme despierto y no caer en el sopor del aburrimiento y en un sueño que trata de apoderarse de mi ser. Un sueño que realmente sería bienvenido, y mejor aprovechado que estas horas muertas de mi vida que paso aquí encerrado entre estas cuatro paredes.
¿Por qué no dejarlo?, ¿por qué no escapar?... sí, suena bien... ser libre, romper las cadenas... pero es irreal. Si sigo vivo (cosa que continuamente me planteo) y tal como están las cosas, necesito dinero para comer, pagar la vivienda...
No, para ser libre realmente, sólo hay una solución: la muerte. Aunque no haya nada después de ella, cosa que no sé, es la única salida para ser libre, realmente libre. Se terminan entonces las ataduras, trabajar, pagar, llorar, sufrir, reír, soñar, enfermar… el miedo, el amor, el odio... Sólo necesito el método adecuado y poder hacerlo; hasta ahora, he fallado.
Pensándolo bien, no me hubiese importado nacer si en lugar de ser humano, con su supuesta inteligencia, hubiese nacido animal. Cualquiera me es indiferente: desde una mosca hasta un elefante... Pero al fin y al cabo, animal, ser que sólo existe y vive, que no se preocupa del mañana, que no se preocupa del ayer. Para él solo existe el ahora, un ahora que cambia según sus necesidades: comer, procrear, descansar... Así debiera ser nuestra vida: vivir el ahora, sin preocuparnos de nada más, sin tantas normas, sin tantas complicaciones, sin tantas fronteras... Ser, existir, vivir, nada más... No deberíamos pensar tanto, los que lo hacemos y los que no, felices ellos porque de ellos es el reino de la felicidad y la ignorancia (eternas compañeras).
Soy egoísta, dicen, y lo reconozco. Sólo pienso en mí, no hago más que quejarme, sin pensar en que los demás también sufren... Pues si también sufren y quieren acabar con esa agonía, ¿qué coño estamos haciendo?, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y lo cambiamos todo? o mejor, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y nos auto exterminamos todos?
Me gustaría ser idiota para no preocuparme tanto, o ser tan inteligente que desde mi superioridad no me afectara tampoco la mediocridad y la rutina. ¿Alguien tiene la sabiduría? ¿Alguien la llave de la tranquilidad?... No quiero morir, pero tampoco vivir así, y no existe punto intermedio, o mejor dicho, sí que existe y en él estoy: malviviendo, una especie de zombi, un muerto en vida que no se decide por ninguno de los dos caminos porque no es capaz de llegar a ninguno de ellos. Soy así desde muy joven, casi podría decir que desde que tengo uso de razón. Es demasiado tiempo para sufrir. Siempre pensaba que cuando creciese, la madurez y la experiencia me ayudarían y vería la luz al final del túnel, incluso (era demasiado romántico todavía) que el amor podría sacarme de la oscuridad, pero el tiempo pasó, los amores también... y nada me ha ayudado: nada ni nadie, porque he llegado a la conclusión de que si hay salida (cosa que ya dudo), debería estar dentro de mí y que si no la he encontrado es porque esa salida no existe.
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3 comentarios:
Sr. Quercus: me permito rogarle inserte este breve comentario a la carta desesperada que le remite su comunicante.
Si yo fuera creyente, que no lo soy, empezaría por decirle que se encuentra Vd. en ese estado desesperado porque ha prescindido de Dios. Como huelga esta simpleza, le sugiero que puede pensar que el método que está siguiendo no es el adecuado para salir del pozo en que se halla. Sufre Vd., sufrimos muchos porque nos equivocamos de camino. Estamos acostumbrados según nuestra forma de ver las cosas en que todo debe tener un sentido y en el terreno que nos ocupa más que en otro cualquier terreno ya que nos va en ello nuestro sosiego y paz interior. ¿Por qué no pensar que el hombre ha sido algo así como un aborto de la naturaleza y que al habernos ésta dotado de la capacidad de tener autoconsciencia, nos ha jugado un muy mal servicio? Por mucho que elucubremos no hallaremos nunca nada, nada, nada. Frente a esta perspectiva poco halagüeña, ¿qué nos queda para huir del torbellino? Nos quedan pocas vías de escape: una, la más socorrida consiste en aceptar que hay un Dios por ahí que ha hecho todo esto para que no dejemos de halagarlo porque somos imperfectos, débiles, inclinados al pecado, etc. etc., sin caer en la cuenta de que nos podía haber hecho más capaces, más fuertes, mejores en una palabra. El hombre tiene un defecto de fabricación y no estaría muy descaminado pedir "a quien corresponda" el libro de reclamaciones por error o mala fe en el diseño, que vaya Vd. a saber qué fue lo que motivó tal desaguisado. Otra vía de escape sería el vivir lo más neciamente que pudiéramos y a fé que no faltaría a una grandísima parte de la humanidad facultades para hacerlo. Consistiría esto en no pensar jamás, en tener aficiones multitudinarias y mundanas, etc., tema en el que no quiero pormenorizar para que nadie se sienta aludido. Y finalmente, está una minoría pequeña, pero muy selecta en la que posiblemente estaría Vd., un servidor y bastantes más, que nos podríamos refugiar en el agnosticismo, en algunas doctrinas filosóficas griegas, pongamos por caso, un poco de hedonismo, otro poco de estoicismo más unas gotas de cinismo (filosófico, no nos confundamos) para usar uno u otro según el momento nos lo demande. Dicho esto que precede, así, como cosa frívola y poco profunda, no lo es en absoluto. Al cóctel filosófico antedicho hemos de añadir también un toque de humor porque sin ello la vida se vuelve más bien insoportable. De mí le sé decir que cada noche al irme a dormir albergo la secreta esperanza de desvanecerme en la nada mientras duermo. Un abrazo para Vd., nuestro común anfitrión el Sr. Quercus y para todo otro ser de buena voluntad en cuya compañía vagamos en la misma nave.
!Ah, se me olvidaba!. Aunque la comunicación anterior figura bajo el rubro "Anónimo", la firma un servidor Vdes., Apolonius.-
Vaya, hoy ha salido el tema que durante mucho tiempo me hizo perder mi tiempo.
El mundo -para mí- no es más que un espectáculo, esplendoroso y vacío. Existe y al mismo tiempo no existe. Existe en la medida en que yo quiero verlo y participaren él. Cuando dejo de interesarme se disuelve. No tiene causa y no sirve a ningún propósito. Simplemente ocurre cuando estamos distraidos. Surge exactamente como parece ser, pero en él no hay fondo ni significado. Solo el que lo mira es real. Es un espectaculo coloreado del que se goza -o se sufre- mientras dura y al que se olvida cuando ha terminado. Cualquier cosa que suceda en el escenario hace temblar de terror o retorcerse de risa, pero siempre soy consciente de que no es mas que un espectáculo, lo vivo sin deseo ni miedo.
La mayor felicidad es la que sucede sin causa, depender de algo para ser feliz es una desgracia total, El placer y el dolor tienen causas, mientras que el estado propio es absolutamente incausado, independiente, inexpugnable...
A medida que la vida avanza, deberíamos sentirnos cada vez más feliz y en paz, al fin y al cabo, estamos yendo a casa, como un viajero que se acerca a su destino y ya está recogiendo su equipaje, deja el tren sin pena.
Gracias Vicente, por tu amable añoranza.
Lakshmi.
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