jueves, 29 de enero de 2009



Denegación definitiva



Lo que hasta este momento era un “silencio administrativo” y, en consecuencia, merecedor de un atisbo de esperanza se ha transformado en un no rotundo e inapelable.


Los gorilas de montaña no me admiten de-ninguna-de-las-maneras.

Sometida mi foto (la del post anterior) a un exhaustivo análisis, TAC incluido, han comprobado que tras la apariencia sumisa y hasta soñadora se escondía esta otra, que ha organizado tal revuelo selvático que casi provoca una asamblea extraordinaria de la ESU (Especies Simiescas Unidas), para evitar nuevos intentos de infiltración humana.

La reversión a mi anterior estado, a pesar de que no dudo del gran trabajo realizado por la cirugía reconstructiva, no me acaba de satisfacer: se me han quedado ciertos rasgos de primate (entre chimpancé y macaco) que ya me ha costado el cargo político y quién sabe si el divorcio.
(Nota: Sé que un eminente biólogo del SDT-IVIA ha intervenido en las investigaciones. Te lo digo clarito: “Me he quedado con tu cara, sé tu dirección y hasta te puedo localizar en facebook … cuídate de los idus de marzo”)

Aún así, y para conservar un poco de dignidad en el llanto, he recurrido, de forma excepcional, a un manual de instrucciones que me ha prestado mi amigo Julio Cortázar.

Instrucciones para llorar.

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza.El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto.Duración media del llanto, tres minutos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¿cómo te atreves a intentar engañar a los gorilas?
eras un lobo escondido en la piel de un corderito

Quercus dijo...

Para anónimo/a: No era mi intención "engañar" a los gorilas, lo que pretendía era escapar de mi especie y buscar refugio en esta otra que me parece muy cercana pero que no utiliza la violencia innecesariamente.
A propósito ¿sabes que las tribus que viven cercanas a estos gorilas están convencidas de que saben hablar pero que no lo hacen cuando huelen la presencia de los hombres? Otra prueba más de su inteligencia.
Saludos de un lobo bueno.

monicalvarez dijo...

¿Se habrá equivocado F.Nieszche cuando dijo que "el hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el Superhombre"
Parece que Nietsche ha muerto.Y yo que pensaba que era inmortal.
Saludos desde Chile

Anónimo dijo...

Yo no quiero ser gorila, yo quiero encontrar Shamgri-La, ese lugar legendario, donde todas las referencias simbolizan la mente humana, su ignorancia, sus deseos, sus caprichos, sus conflictos y también su grandeza.

En Shangri-La, gobiernan los mejores, no los más fuertes.

¿Alguien me puede ayudar a encontrar el camino?....

Lakshmi.

Ángel Fondo dijo...

Francamente, y sin poder evitarlo, he de confirmar tus apreciaciones: has perdido la confianza del grupo, además de por el motivo que aludes, debido a que tu verdadero rostro está demodé. Te quedaste a media evolución, siento decírtelo, pero queda confirmado al apreciar esos ojillos de mandril pajillero con un toque de eterno aspirante a emperador de las ramas. Ya no das seguridad tras descubrirse tu mitad humana, esa blancura sonrosada no engaña, aunque hay que reconocerte el esfuerzo por aparentar algo de inteligencia, tan serio, pero no es suficiente. No sabes cómo los siento…

Me vuelvo al árbol.

Anónimo dijo...

Crítica de la Razón Bloguera.
Sus últimos comentarios son raros. Cáusticos, lúcidos y decadentes… pero raros. ¿Cómo se le ocurre solicitar la admisión en “Simioland” con un árbol genealógico? Seguro que el de la espalda plateada pensó que era usted un elitista gibón en lugar de un laborioso chimpancé común mediterráneo, eso sí cosmopolita.
Por otro lado, he de confesarle que siempre me ha hecho una gran ilusión tener a mano un buen manual de instrucciones para emprender a troche y moche con el lloriqueo. Yo improvisaba bien y a diario, pero no es lo mismo. Vamos, ni punto de comparación. Ahora mis gimoteos son más y mejor. Como de última generación. Ahora son científicos.
El citado manual es directo, rotundo y eficaz. Resiste bien la prueba del algodón de las incendiarias proclamas de los analistas bursátiles neocontemporáneos. El problema no está aquí.
La cuestión que me preocupa en estos momentos es que no sé muy bien en que rincón de la taxonomía se ha refugiado usted y lo de Mónica Bellucci continúa sin aclarármelo.
Saludos lacrimales.
PD.
Muchas gracias Rubén: su nombre blanco sobre fondo negro junto al icono gris ha iluminado mis pasos; estaba hasta los cojo…-quieto “parao”, mantengamos el registro formal adcuado- de esa cosa tan inservible a estas alturas de blog de “anónimo dijo…”

Anónimo dijo...

Para Robin:
La causticidad de sus últimos comentarios no tiene precio, y como además le asiste el “don” de la brevedad, que a mí todavía se me resiste, los hace dos veces buenos.
Un saludo.