miércoles, 18 de noviembre de 2009

Señora Beba (Cama adentro)

Cuando voy a ver una película argentina estoy predispuesto a que me guste, casi tengo la plena seguridad de que al menos los actores van a hacer su papel a la perfección, no sólo los protagonistas sino todo el reparto, niños incluidos.
Y es que estoy convencido de que los argentinos nacen ya actores , tienen una facilidad natural , un gen actoral.

Esto, que para el cine es una innegable cualidad puede resultar peligroso - lo digo por experiencia propia – en la vida real; la musicalidad en la forma de hablar el español , su expresividad, sus manifestaciones de cariño (reales o ficticias), hacen que se teja una especie de enredadera en torno tuyo (la célebre madreselva del tango) de la que es difícil sustraerse. Sé que toda generalización conduce a la creación de tópicos, exageraciones y falseamientos pero conozco a muchas personas que ponen el freno de mano cuando de cuestiones económicas tratan con argentinos, sobre todo cuando afirman ser bonaerenses, y, por lo visto, casi todos dicen serlo.
Reconozco, no obstante, mi propensión a dejarme encandilar, embobar casi, por la seductora argentinidad y no olvido que mi escritor de cabecera es Cortázar, aunque creo que él también tenía en esta materia el "corazón partío", conviviendo a duras penas con "el lado de acá y el lado de allá".

Pero volviendo a la película que vi ayer, tengo que decir que, como era previsible, me gustó.


Es verdad que el telón de fondo no es nuevo: la situación económica inestable, la sufrida clase media, las deudas, la plata como palabra repetida hasta la saciedad, Buenos Aires como capital europea, la forma de vivir siempre por encima de las posibilidades reales, las trampas, los engaños, etc.

Pero, junto a eso, la vida cotidiana, la humana humanidad late de una forma creíble, natural.
Los personajes están tan bien trazados que aunque no haya un gran argumento ni sorpresas narrativas, te identificas con esa relación contradictoria, aristada y tierna al mismo tiempo, entre una madura burguesita (inútil, clasista, alcohólica, verborreica) y su mucama de toda la vida (trabajadora, ahorradora, lacónica): dos mujeres unidas en el fondo por la soledad y el desamor que las hace interdependientes y que, pese a las diferencias abismales que las separan, no pueden concebir la existencia separadas.

Me quedo corto, lo sé. Falta el análisis sociopolítico: la dominación de una clase social sobre la otra, la explotación del proletariado y hasta su miajita de síndrome de Estocolmo, pero como dijo Sabina en una ocasión " Ya sé que no tengo razón y que lo de los toros es una barbaridad… pero es que me gustan muncho (sic)".

Pues eso, las películas argentinas me gustan muncho (otro sic).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sii, aunque no he visto demasiado cine argentino, me suelen gustan las peliculas de ese país, la última que vi "La carroza"me gusto tanto, que la vi por segunda vez. Me gusta el cine así, que refleje los sentimientos de la gente, pero con toques de humor.
Hay directores que de cualquier cosa sacan una muy buena obra, quizas yo no sea demasíado exigente, pero, si hacen que no aparte la mirada de la pantalla y me hacen reir, para mí es perfecto.

Lakshmi.

Anónimo dijo...

Si al sr. Sabina, le gustan las corridas de toros, a mí ya no me gusta él , alguien que disfruta con el sufrimiento de un animal, viendo como un fantoche tercermundista lo tortura , no tiene lugar en mi estanteria.

Lakshmi.